DIALOGO CON MARCELO LEONARDO LEVINAS, FISICO Y FILOSOFO, SOBRE EL CAMBIO CONCEPTUAL
Puesto que va a haber un congreso sobre el Cambio Conceptual (ver recuadro), el jinete hipotético (que ya sospecha que Kuhn va a ser el ingrediente fundamental) se acerca a uno de los organizadores, aunque sea para intentar infructuosamente moderar esa postura.
–Además de ser físico y filósofo, te interesan especialmente los problemas de cambio conceptual.
–Sí, exactamente.
–Contame de qué se trata.
–El interés fundamental de los estudios sobre cambio conceptual reside en describir y explicar los mecanismos a través de los cuales los sujetos logran establecer nuevos significados de los conceptos fundamentales, logran modificar sus creencias respecto de cuáles son las causas de los fenómenos, adoptar hipótesis nuevas, incluso antagónicas a las viejas, y consiguen ser conscientes del grado de aplicación de una nueva teoría.
–Suena muy kuhniano...
–Suena, porque para ello deben lograr abandonar concepciones muchas veces sustentadas en ideas previas muy consolidadas y que suelen abrazarse con tenacidad. Alcanzar un auténtico cambio conceptual implica la adopción de nuevos puntos de vista que conducen a una nueva forma de sistematicidad. Implica una genuina comprensión del cambio, que se traduce en la eliminación de la resistencia a abandonar viejas ideas y la conversión consciente hacia ideas nuevas. El cambio conceptual se vincula con una cuestión fundamental muy debatida: la de cómo los miembros de la comunidad científica adhieren a nuevos marcos teóricos y en qué consisten los mecanismos para que una nueva teoría adquiera consenso. Se ha argumentado que los conflictos cognitivos no son suficientes para producir estos cambios.
–Otra vez Kuhn. Parece que uno siempre se lo encuentra a la vuelta de la esquina, aun sin ser kuhniano, como yo.
–En efecto, a partir de la obra de Thomas Kuhn se ha reconocido que las nuevas teorías no se imponen simplemente porque resulten más satisfactorias.
–Bueno, no todo el mundo piensa eso...
–En este marco, la teoría que se impone sobre otra es adoptada a partir de mecanismos sumamente complejos, conducen a determinados acuerdos que implican una jerarquización de las respuestas que ofrece la nueva teoría respecto de la vieja, cuando sus respectivas hipótesis son enfrentadas. Ambas teorías, entonces, son frecuentemente señaladas como competitivas y referidas a conceptos que pueden sufrir modificaciones, algunas veces drásticas. Incluso algunos conceptos pueden desaparecer y otros aparecer o reaparecer. Esto no implica que dos teorías científicas no puedan coexistir; incluso a veces en ciertos aspectos hasta pueden complementarse.
–Pero en esos casos lo importante son las referencias empíricas de las teorías.
–Sí. En las ciencias naturales es fundamental considerar el rol de los que han sido considerados experimentos cruciales porque han permitido comparar dos hipótesis rivales, y porque han tenido un rol muy influyente a la hora de decidir en favor de una u otra teoría. Lo interesante de estos experimentos es su cambiante rol histórico.
–¿Por ejemplo?
–Por ejemplo, antes de admitirse el principio de inercia, se suponía que la experiencia de dejar caer una piedra desde lo alto de una torre y que la piedra cayera al pie y no “atrás” era considerada crucial y suficiente para negar el movimiento de rotación de la Tierra. Hoy, obviamente, este hecho no es tomado como refutación de la hipótesis del movimiento terrestre. De hecho, admitimos que la piedra efectivamente cae al pie, pero también pensamos que la torre, junto con la Tierra, se mueve de Oeste a Este, que la piedra también acompaña este movimiento y que por eso cae al pie. El experimento, hoy, es interpretado de manera radicalmente diferente, y eso ha involucrado profundos cambios en las nociones de movimiento, de sus causas y de la del propio concepto “Tierra”.
–¿Bueno, y entonces qué lugar tienen los cambios conceptuales?
–El rol cambiante de este tipo de experimentos respecto de las hipótesis fundamentales involucradas muestra la existencia de factores muy complejos que inciden en su interpretación, y es representativo de cómo operan históricamente los cambios conceptuales. Por eso el estudio de este tipo de experiencias, como también de las respuestas de los individuos a sus resultados, es decisivo para comprender, por ejemplo, la resistencia a abandonar la teoría disponible, algo que se ofrece a todos los niveles.
–Entonces, los cambios conceptuales están determinados por factores epistemológicos...
–No sólo epistemológicos, sino también factores psicológicos y sociológicos que participan, en mayor o menor media, en todo cambio conceptual. La atención hacia lo que hace posible o impide modificaciones en el pensamiento debe estar dirigida al análisis combinado de aquellos tres factores. Por ejemplo, los psicológicos hacen que los científicos tiendan a aferrarse a aquellas teorías en las que fueron adoctrinados, lo que les impide, en principio, abandonarlas. Pero también existen aspectos de orden más bien sociológico vinculados, muchas veces, con la condición de que cada ciencia se ha constituido en una profesión particular.
–Quiere decir que la ciencia como esfera del trabajo limita los cambios conceptuales. Pero podría también motivarlos...
–En efecto, los científicos trabajan con teorías, hasta se diría que viven de las teorías, que ellas son su sustento, y por razones obvias les cuesta abandonarlas. Al respecto, Max Planck, uno de los fundadores de la teoría científica que sin duda conmovió en mayor medida el sentido común –la mecánica cuántica–, sostenía que una nueva verdad científica no triunfaba al convencer a sus adversarios y hacerles ver la luz sino, más bien, porque con el tiempo sus adversarios se morían y aparecía una nueva generación familiarizada con ella. En consecuencia, el así llamado “Contexto de Justificación”, es decir, el marco en el que se explican de manera epistemológica las teorías, no es suficiente para decidir el valor de verdad de una hipótesis. De hecho, una hipótesis, un conjunto de hipótesis o una teoría es aceptada o rechazada a través de procesos muy complejos que contienen elementos externos que dependen fuertemente del llamado “Contexto de Descubrimiento”, el marco en el que se dan los procesos de orden más bien psicológico, y que incluyen los contextos socioculturales y las formas sociales de obtener consenso. Por eso son fundamentales los estudios exhaustivos que indagan en las razones a partir de las cuales existe una tendencia histórica a la resistencia a modificar o reestructurar ciertas ideas previas o implícitas que restringen la posibilidad de adoptar nuevas formas de conocimiento. A nivel de la instrucción en ciencia, para que en una situación de legítimo aprendizaje produzca una conversión consciente de un individuo en favor de una concepción o teoría nueva, el cambio conceptual consciente es necesario, ya que permite acceder de manera legítima a los nuevos modelos o esquemas descriptivos y explicativos. Para ello han de determinarse los mecanismos que permiten una restructuración de las ideas previas teniendo en cuenta las herramientas cognitivas disponibles por parte del sujeto, su experiencia y los conflictos cognitivos que puedan ser introducidos con vistas a desequilibrar un estado anterior. El cambio conceptual no sólo entraña un cambio en los significados que adoptan los conceptos, sino también la incorporación de otros, así como un nuevo tipo de narración de los fenómenos estudiados, lo que implica una diferente relación entre las nociones y una nueva jerarquización de los conceptos.
–¿Cuáles son los espacios sobre los que se mueven los estudios en cambio conceptual?
–Por todo esto, la historia del conocimiento, la filosofía de la ciencia, la psicología cognitiva y la psicología del aprendizaje se han constituido, de manera mancomunada, en herramientas fundamentales para encarar los estudios en cambio conceptual. En particular son relevantes los estudios provenientes de la historia de las ideas, como necesaria la atención hacia los aspectos epistemológicos que dan cuenta de los diversos procesos cognitivos. Los debates en este sentido han sido enriquecedores, ya que permiten establecer en qué medida los procesos de aprendizaje son comparables con aquellos mecanismos adoptados a lo largo de la historia de la ideas y que han determinado profundos cambios en las teorías científicas.
27 comentarios:
Te mandé mi modesta opinión a P12. Quizás puedas tener la gentileza de incluirla aquí.
Carlos, por favor publicala acá. Nada más saludable para el blog que un poco de discusión e intervención.
Confieso que no sé qué pito juega la epistemología. Parecería ser que hay pensadores no científicos que supervisan a los que lo son. Cuando a Milstein se le preguntó "qué es la ciencia" contestó algo así: "vea, cuando con mis colegas empleamos ese término sabemos a qué nos estamos refiriendo". Ni Newton ni Einstein ni los cuánticos ni los otros tuvieron necesidad de guías espirituales ni de falsable o no falsable. En su última jineteada da la impresión que Moledo está entrevistando a un débil mental. No pido disculpas a los epistemólogos. A veces es oportuno gastar pólvora en chimangos.
Hola: Por como está redactada una de las preguntas parece que el jinete hipotético rechaza de plano la propuesta de Kuhn, ¿a qué podría deberse? Lo pregunta un descreído de la ciencia normal.
Carlos: En la sección "Biblioteca" de este mismo blog hay una buena cantidad de textos sobre epistemología. Quizá te ayuden a encaminarte en esta área.
A el sofista: Gracias por tu gentil recomendación, a ver si me encamino por esos lares. Te manifestás como "descreído de la ciencia normal". ¿Es que hay otra? Tendrá problemas, la pobre, pero es la única que tenemos. A los kuhnianos y compañía les debe sonar como música celestial términos como "expansión del universo", "energía oscura", "energía del vacío", "espacios multidimensionales", etc. Aquí hay de donde agarrarse. Pero si les decís "hay un teorema que muestra la unicidad de la descomposición de cualquier número entero salvo el 0 en sus factores primos" la cosa, que es más fácil, se vuelve más difícil, casi imposible, diría.
Carlos: Por nada. Según Kuhn sí hay otra ciencia, "ciencia normal" es un nombre técnico y lo que quise decir es que no me convence ni su necesidad teórica para explicar el desarrollo de la ciencia ni que se haya dado —por lo menos generalizadamente— en la historia de la ciencia. En la concepción de Kuhn la ciencia madura se desarrolla según un proceso cíclico que alterna etapas de "ciencia normal" y "ciencia revolucionaria". Resumidamente: la "ciencia normal" se caracteriza porque las actividades de los miembros de una determinada comunidad científica están regida exclusivamente por un paradigma. Por un lado, la vigencia de un único paradigma excluye otras propuestas de cómo hacer ciencia. Por el otro, la profundización de la investigación lleva al descubrimiento de anomalías, que poco a poco comienzan a minar la confianza del científico en el paradigma. La otra parte de esta visión dicotómica es la "ciencia revolucionaria", que se refiere al conjunto de las actividades y actitudes de los científicos que llevan al reemplazo del paradigma anterior por uno nuevo.
La propuesta de Kuhn tuvo una enorme influencia y generó multitud de interpretaciones, algunas muy discutibles por cierto, pero también dio origen a investigaciones sobre temas que hasta ese momento se estudiaban poco o nada. Aclaro, por las dudas, que el esquema, tal como está presentado en "La estructura de las revoluciones científicas" —el libro fundamental de Kuhn—, se refiere a la investigación básica de las ciencias naturales, por lo que quedan fuera del estudio tanto las formales como las sociales en general. Otros autores intentaron incluir estas disciplinas en el esquema kuhniano con resultados dispares.
Espero que haya quedado un poco más claro este tema.
A el sofista. Gracias por tus comentarios. Debo disculparme por mi interpretación errónea del término "ciencia normal" que utilizaste. Es, efectivamente, un término que usa Kuhn, y comparto contigo su inutilidad. Mis conocimientos kuhnianos, por otra parte, se limitan a Wikipedia. Ocurre que no me dan ninguna gana de profundizarlos. Respeto, por otra parte, a aquellos censores que, sin llamarse epistemólogos, hicieron críticas interesantes. Se me ocurren Berkeley y Mach. El primero, con sus sátiras a los "evanescentes" (infinitésimos) de Newton. Te recomiendo aquí la relectura de Tlön, Uqbar, Orbis Tertius, de Borges, que me suena como la mejor refutación a Berkeley que conozca. En cuanto a Mach, cabe destacar su excelente sistematización de la mecánica clásica. El resto es silencio.
Carlos: Revisé el artículo de Wikipedia en castellano sobre Kuhn es casi inútil, el de la versión inglesa es mejor, pero aún así carece de interés filosófico, ya que este autor —y la mayoría de lo autores— no son tratados problemáticamente sino desde un punto de vista descriptivo.
Así, si hubieras leído Kuhn ya habrías advertido que el congreso sobre el cambio conceptual centra el análisis de este proceso en el fenómeno psicológico, pero parece no tomar en cuenta que Kuhn situó el cambio conceptual también en el contexto sociológico de la comunidad científica. Y hasta podría sostenerse que éste último análisis es fundamental o prioritario, ya que el agente real de la revolución científica es la comunidad científica. Por más switch-gestático que un científico o el pequeño grupo de convertidos iniciales realicen, no hay revolución científica hasta que toda la comunidad realizó el cambio. La aceptación de un paradigma es un proceso social y no meramente individual o que pueda atomizarse en individuos.
Por otro lado, el cambio de paradigma involucra otros componentes además de los conceptos (científicos) —como los compromisos metafísicos e instrumentales; también hay valores que impulsan la investigación científica—, de forma tal que limitarse al estudio del cambio conceptual estaría indicando que el temario del congreso no está regido precisamente por una orientación kuhniana (ortodoxa). Tampoco están obligados a orientar el congreso kuhnianamente.
Ahora, en general. El inconveniente que yo veo es que si alguien no conoce bien las propuestas de Kuhn —y otros autores más o menos contemporáneos— se pierde de participar o de entender el diálogo contemporáneo. Por ejemplo, en 2012 se cumplen los 50 años de la publicación de La Estructura..., y estoy seguro que habrá una buena cantidad de material producido por el acontecimiento. Por supuesto, cada cual es libre de leer lo que le despierte el interés, así que no tomes mi comentario como un intento de convencerte de nada.
Respecto al cuento de Borges lo leí y, por lo que decís, tendré que releerlo —ya tiene un lugar en la larga lista de lecturas futuras—. De Mach leí poco y nada. Sin embargo, un dato que quizá pueda interesarte es que un autor como Feyerabend rescató a Mach en los '70 y '80, es decir, en el período posterior a su separación de la "iglesia popperiana", tal como solía llamar al grupo en torno a Popper. A lo mejor te interesa más este autor que Kuhn.
Carlos: Revisé el artículo de Wikipedia en castellano sobre Kuhn es casi inútil, el de la versión inglesa es mejor, pero aún así carece de interés filosófico, ya que este autor —y la mayoría de lo autores— no son tratados problemáticamente sino desde un punto de vista descriptivo.
Así, si hubieras leído Kuhn ya habrías advertido que el congreso sobre el cambio conceptual centra el análisis de este proceso en el fenómeno psicológico, pero parece no tomar en cuenta que Kuhn situó el cambio conceptual también en el contexto sociológico de la comunidad científica. Y hasta podría sostenerse que éste último análisis es fundamental o prioritario, ya que el agente real de la revolución científica es la comunidad científica. Por más switch-gestático que un científico o el pequeño grupo de convertidos iniciales realicen, no hay revolución científica hasta que toda la comunidad realizó el cambio. La aceptación de un paradigma es un proceso social y no meramente individual o que pueda atomizarse en individuos.
Por otro lado, el cambio de paradigma involucra otros componentes además de los conceptos (científicos) —como los compromisos metafísicos e instrumentales; también hay valores que impulsan la investigación científica—, de forma tal que limitarse al estudio del cambio conceptual estaría indicando que el temario del congreso no está regido precisamente por una orientación kuhniana (ortodoxa). Tampoco están obligados a orientar el congreso kuhnianamente.
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Ahora, en general. El inconveniente que yo veo es que si alguien no conoce bien las propuestas de Kuhn —y otros autores más o menos contemporáneos— se pierde de participar o de entender el diálogo contemporáneo. Por ejemplo, en 2012 se cumplen los 50 años de la publicación de La Estructura..., y estoy seguro que habrá una buena cantidad de material producido por el acontecimiento. Por supuesto, cada cual es libre de leer lo que le despierte el interés, así que no tomes mi comentario como un intento de convencerte de nada.
Respecto al cuento de Borges lo leí y, por lo que decís, tendré que releerlo —ya tiene un lugar en la larga lista de lecturas futuras—. De Mach leí poco y nada. Sin embargo, un dato que quizá pueda interesarte es que un autor como Feyerabend rescató a Mach en los '70 y '80, es decir, en el período posterior a su separación de la "iglesia popperiana", tal como solía llamar al grupo en torno a Popper. A lo mejor te interesa más este autor que Kuhn.
Carlos: Muchos epistemólogos son o han sido también científicos. Por ejemplo, el mismo Kuhn, quien era Físico. Existen muchos problemas fronterizos entre la ciencia y la filosofía (como el de la realidad de las entidades postuladas teoréticamente, de las cuales no se posee una observación empírica directa, como los electrones)frente a los cuales, aunque no lo quieran y/o no lo sepan, los científicos toman posiciones filosóficas. Por ejemplo la de Mach, un empirista y fenomenalista -corrientes filosóficas- que desconfiaba profundamente de la teoría, y quien llegó a negar la realidad de un concepto como el de "materia". Creo que lo mejor, en estos casos, sería estimular un diálogo entre los filósofos y los científicos, en el cual ambas partes busquen informarse sobre el trabajo del otro en vez de cerrarse en prejuicios oscurantistas. No entiendo por qué te parece que los conceptos de la astrofísica y la teoría de cuerdas que mencionas serían "música para los oídos" de los epistemólogos, mientras que un teorema matemático sería "algo difícil, casi imposible". La matemática misma presenta muchos problemas filosóficos en general y epistemológicos en particular, como por ejemplo los planteados por los infinitos cantorianos, o por los teoremas de la incompletitud de Gödel, los cuales afectan a los fundamentos de la matemática toda. No sólo no es difícil o casi imposible filosofar sobre la Matemática, sino que muchos excelentes matemáticos han sido también excelentes filósofos, como Descartes, Leibniz, Pascal, Poincaré, Russell o Wittgenstein; y es notoria la interrelación entre la Matemática y la Filosofía en sus obras.
A el sofista: Gracias por tu información en tu meduloso artículo. Aclaro que me inclino por el realismo, materialismo o como se quiera decir. En ese sentido, nada más ajeno a mis convicciones que Berkeley o Mach y tantos otros. De cualquier modo entiendo que es útil aprender del adversario. Berkeley, quien me resulta particularmente antipático, contribuyó, haciendo lo contrario de lo que quería, al desarrollo del Cálculo (Ver Rey Pastor, Babini, Historia de la matemática). Mach, respetado por Einstein, unificó magistralmente los 3 principios básicos de la mecánica clásica. Se puede leer Roederer, Mecánica elemental. En lo general uno se orienta por gustos, formación infantil y adyacencias psicológicas, de modo que puede resultar difícil compartir todo. En la biblioteca Seva, a la cual se tiene acceso en este blog, está Tlön... por si no lo tenés a mano.
Cecilia: vos decís que muchos epistemólogos han sido a su vez científicos. Quizás sería interesante encontrar ejemplos recíprocos (si a implica b no se deduce que b implica a). En cuanto a Kuhn, no conozco sus aportes a la ciencia. Creo que son totalmente correctos tus ejemplos de científicos con orientación filosófica. Newton y Leibniz eran creyentes, Descartes, filósofo sin comentarios, etc. En ese sentido, todos fueron también filósofos, pero aquí viene el quid. Entiendo que el problema fundamental de la filosofía es la existencia o no de un mundo exterior. Ahí compartimos todo. Pero ocurre, a mi entender, que la epistemología es una rama menor de la filosofía, cuya utilidad pongo en fuerte duda.
Carlos: El tema de los epistemólogos que han sido a su vez científicos es un ejemplo no de implicación sino de conjunción. Dije "epistemólogos que han sido a su vez científicos" como pude haber dicho "científicos que han sido a su vez epistemólogos", es decir, me refería al conjunto formado por la intersección del conjunto de los científicos y el de los epistemólogos. No interesa en qué orden los nombremos, ya que en teoría de conjuntos {a,b}={b,a}, es decir, estos dos son el mismo conjunto sin importar el orden de sus elementos. Se trataría de una relación de implicación, es decir de un condicional, si definiéramos al conjunto de los epistemólogos que son a su vez científicos como el resultado de una operación de inclusión; esto es, si dijéramos que el conjunto de los epistemólogos está incluído por completo en el de los científicos, cosa que yo jamás dije y que no es el caso. Ahora, aplicando el "principio de caridad" recomendado por Quine y Davidson para desentrañar el significado de lo dicho por otros, supongo que lo que quisiste decir, más allá del error lógico-matemático, es que no se te ocurren casos de personas principalmente reconocidas por su actividad científica que hayan sido a su vez, en forma secundaria, epistemólogos. Pero sí los han habido, y pongo como ejemplo a los ya citados Poincaré y Mach.
(sigue)
En cuanto a cuáles fueron las aportaciones de Kuhn a la ciencia, éstas tuvieron que ver con la aplicación de la mecánica cuántica a la física del estado sólido.
Sobre Newton y Leibniz: ser "creyente", de por sí, no implica tener orientaciones filosóficas, hablando en sentido estricto; la Filosofía no se identifica con la religión, en todo caso sería bueno que te extendieras un poco más en la explicación de lo que quisiste decir. Y, más allá de la fundamental importancia filosófica del problema de la existencia de un mundo exterior, otro problema no menor y presente en la Filosofía desde su mismo comienzo es el de las condiciones de nuestra posibilidad de conocer ese mundo. Problema el cual, por supuesto, incluye actualmente al de las condiciones de posibilidad del conocimiento científico.
La Epistemología ha planteado muchas líneas de investigación interesantes, y, si te interesa la historia de la biología, te voy a recomendar un excelente libro por el que creo que podrías empezar a conocer el tratamiento epistemológico del problema del cambio conceptual. Es "La Lógica de lo Viviente", de François Jacob, premio Nobel de Medicina en 1965 por sus trabajos sobre la función de los genes en células bactéricas (otro ejemplo de científico que se desempeñó secundariamente como epistemólogo). Está publicado por Tusquets, en la colección Metatemas. Jacob fué muy influído por la noción de "obstáculo epistemológico" de Gastón Bachelard.
Cito un fragmento del libro (pág. 29): "Desde el siglo XVII vemos aparecer así en cuatro ocasiones una nueva organización, una estructura de orden superior: primero, a principios del siglo XVII, la disposición de las superficies visibles, lo que puede llamarse estructura de orden uno; después, a finales del siglo XVIII, la "organización", la estructura de orden dos que engloba a órganos y funciones y termina por resolverse en células; a continuación, a comienzos del siglo XX, los cromosomas y los genes, la estructura de orden tres oculta en el corazón de la célula; finalmente, a mediados de este siglo, la molécula de ácido nucleico, la estructura de orden cuatro sobre la que hoy descansa la conformacion de todo organismo, sus propiedades, su permenencia a través de las generaciones... El descubrimiento de cada muñeca rusa, la revelación de estos desniveles sucesivos, no resulta simplemente de una acumulación de observaciones y experiencias. Con frecuencia expresan un cambio más profundo, una transformación en la naturaleza misma del saber. No hacen sino traducir, en el estudio del mundo viviente, una manera nueva de considerar los objetos". A esto es justamente a lo que se refiere el entrevistado Marcelo Levinas cuando habla de cambio conceptual.
Espero que puedas conseguir el libro y que lo leas, ya que, más allá de que, por las cuestiones de "gustos, formación infantil y adyacencias psicológicas" (¿¿qué son las "adyacencias psicológicas"??)que mencionas puedan seguir sin convencerte los planteos epistemológicos de Jacob, es una lectura disfrutable aún si uno se interesa tan sólo por lo estrictamente histórico; lo cual es transmitido con una gran erudición, claridad y talento literario.
Felicitaciones al dueño de este excelente blog, y saludos para todos.
Cecilia: 1) Si el problema esencial de la filosofía es el de la aceptación o no de la existencia de un mundo exterior, el que le sigue es la posibilidad de conocerlo. Aquí hay una suerte de serie infinita de aproximaciones con idas y vueltas. 2)Veo que te encanta la lógica. A mí también, a pesar de mi falta de idoneidad al respecto. 3)En tren de recomendaciones bibliográficas la cosa es de nunca acabar, lamentablemente, para todos.
Carlos: leyendo los mensajes que siguieron al último que envié, me quedó la sensación de que sería conveniente aclarar una ambigüedad terminológica. En los países de habla inglesa con el término "epistemology" se refieren a la teoría del conocimiento, en cambio en los países de habla castellana, a esa área de la filosofía la llamamos gnoselogía. Y reservamos el término "epistemología" para una de las especializaciones de la filosofía de la ciencia, aunque a veces se utilice el término como sinónimos. Así, para nosotros, Berkeley se interesó por los problemas característicos de la gnoseología, pero no por la epistemología.
Esta aclaración es pertinente porque si bien en gnoseología es un tópico común el de la existencia del mundo exterior, en epistemología ese problema no se trata de la misma manera que en gnoseología. En principio no hay científico ni epistemólogo relevante que dude de la existencia del mundo exterior ni de la posibilidad del conocimiento. Expresado de un modo amplio, ambos grupos de investigadores dan por supuesto un realismo ingenuo o natural: existen las sillas, las mesas y los árboles. Ahora bien, este acuerdo se limita a los objetos directamente observables. En cambio, en lo concerniente a los objetos o términos teóricos —como gen, electrón, entropía, etc.— no hay acuerdo alguno. Por un lado están los realistas que consideran que los referentes de los términos teóricos existen y es posible conocerlos, mientras que, por el otro, están los antirrealistas que niegan ambas o alguna de esas posibilidades. La posición más conocida de los antirrealistas es el instrumentalismo. Y precisamente se llaman antirrealistas, y no idealistas, para evitar ser confundidos con aquellos filósofos dedicados a la gnoseología como Berkeley, porque los problemas son otros y los maneras de tratarlos también son divergentes.
El debate realismo-antirrealismo es un tema importante pero muy complejo de la epistemología contemporánea. Baste decir que el debate se lleva a cabo en varios niveles y direcciones, por lo que un resumen que le hiciera justicia sólo cabría en un libro (los hay, en inglés).
Carlos: En uno de tus comentarios, dirigido a Cecilia (hola), decías: "si a implica b no se deduce que b implica a". Desde el punto de vista lógico, eso es correcto pero incompleto, porque del que 'a' implique 'b' tampoco se sigue que 'b' no implique 'a'. Porque bien podría ocurrir que 'a' y 'b' fuesen equivalentes, y en ese caso, 'a' y 'b' se implicarían mutuamente. Esto último se prueba fácilmente por tablas de verdad.
También preguntabas por los aportes científicos de Kuhn. Si la pregunta se circunscribe a la ciencia natural, esos aportes son minúsculos. Kuhn se especializó en física del estado sólido y se doctoró con Van Vleck (nobel de física en 1977) en Harvard a fines de la década de los '40. Pero según cuenta el mismo Kuhn no había buen entendimiento entre ambos. Además, ya había decidido que la física no era lo suyo. Por la misma época J. Conant (presidente de Harvard de esos años) lo invitó a dar un curso de historia de la ciencia y ese ofrecimiento fue funcional a sus nuevos intereses. Toda la obra publicada por Kuhn es, al comienzo, sobre cuestiones relacionadas con la historia la ciencia y luego, progresivamente, cambia por la filosofía de la ciencia.
¿Pero es forzoso que un epistemólogo deba ser también un científico para reflexionar sobre la ciencia? ¿Unicamente la opinión de los expertos es la única adecuada, cada cual en su área de competencia? Me refiero, claro está, a la reflexión sobre esa actividad y no a la realización de la actividad misma. Porque basta recordar los diálogos juveniles de Platón (Laques, Ion, Eutifrón, etc.), donde Sócrates descubre que sus interlocutores (por lo general, gente experta o con una experiencia reconocida en un área) no saben tanto como presumen. De manera que, me parece, no estaría mal reconsiderar esa exigencia —suponiendo que yo haya interpretado adecuadamente tu posición, cosa de la cual no estoy muy seguro—.
A el sofista. Tu observación sobre las distintas acepciones según idioma son pertinentes. Discrepo con tu acepción de realismo. Realismo ingenuo, universal, por una parte y gran bochinche por la otra. Entiendo que es todo lo mismo. Simplifico: Los electrones son datos observados en ciertos aparatos y el resto es teoría del conocimiento. Esto no es más que Berkeley disfrazado (las sillas no son más que electrones y cosas por el estilo). Este punto de vista está ampliamente difundido entre científicos y pensadores varios. Para Berkeley los "datos" son las percepciones, y "existir es ser percibido", y los instrumentos están sustituidos por dios, quien pone las sensaciones a nuestra disposición, pero las pone él, no tienen existencia real. Hay numerosos ejemplos en el libro que Sokal escribiera después del pintoresco affaire, que no llegan a la sutileza de Borges en Tlön..., que por algo fue mencionado.
A el sofista: Uno tiene derecho a opinar sobre lo que hacen los demás, por supuesto, pero me gustaría saber, con ejemplos, qué han aportado los epistemólogos al desarrollo de la ciencia.
En cuanto a Platón, no soy erudito, tengo entendido que suponía que la realidad estaba compuesta por triángulos. Pero por lo menos estaban fuera de su descubridor.
Sofista: ¿Qué tal? Estoy de acuerdo con lo que decís. En una sociedad democrática no se le puede prohibir a nadie el derecho a opinar sobre un tema sólo porque no es experto. El premio Nobel James Watson, descubridor de la estructura del ADN, expresó opiniones racistas, según él científicamente confirmadas. ¿Debemos aceptarlas como la verdad absoluta sólo porque fueron dichas por un experto en genética?
Carlos: las reflexiones de carácter epistemológico sobre el status ontológico de la teoría y la falibilidad de la ciencia sí la hicieron avanzar. Hoy por hoy las podés encontrar hasta en textos de Física o Química para estudiantes de Secundaria. Ya no se les enseña más que lo que está en el libro refleja fielmente la "realidad". Nos liberamos del viejo y perimido positivismo, ¡eso sí que fue un avance!
Y no, Platón no creía que la realidad estuviese hecha de triángulos.
Me olvidaba: no es lo mismo una silla que un electrón. A una silla se la puede observar directamente, y a un electrón no. La existencia de los electrones se deduce a partir de una teoría. Pero el flogisto y el calórico también tenían una teoría atrás, y ya sabemos lo que pasó. Por eso la cosa no es tan sencilla.
A Sofista: Creo que estamos llegando a una fructífera impasse. Las opiniones de Watson no son más que las de un racista del montón. Su Nobel refuerza la teoría del pecado original. No es el único: Heisenberg estuvo 7 meses en un campo de concentración británico por su colaboración con el nazismo. Fue liberado porque empezaba la guerra fría. Un húngaro enfermizo, del proyecto Manhattan, quería tirarle la bomba a Stalin, otra excelente persona. Hasta el genial Von Neumann tuvo veleidades nucleares. En modo alguno creo en la sacralidad de las opiniones o actitudes, provengan de un Nobel o del Corán.
Respecto de la epistemología sigo en mis trece. Se podrá argüir que la divulgación científica tampoco hace avanzar la ciencia, pero autores como Moledo, Amster, Golombek o Paenza te cuentan la historia, te despiertan la curiosidad, te hacen abrir el cerebro y son una oportunidad de goce. Vos notás amor a la ciencia y extrema modestia. En cuanto a los epistemólogos, juráme que te llevarías sus libros a una isla desierta.
En cuanto a la ciencia en sí es lugar común que es un proceso de aproximaciones sucesivas indefinido, y hasta puede ocurrir que ocurra como en Cambalache: Verás que todo es mentira.
A Cecilia. Comparto, pero jamás se me ocurrió pensar que el conocimiento científico es estático. Si extrapolamos pasado-futuro podríamos afirmar que lo que hoy es un modelo dejará de serlo. Quizás por uno que contenga al precedente, y quizás no.
Carlos: ¿A vos te parecen que los epistemólogos odian a la ciencia y tienen una extrema arrogancia? Yo que leí varios libros de epistemología te cuento que no es así, más bien es lo contrario. Me parece que antes de desestimar totalmente a una disciplina o calificar a alguien de débil mental podrías por lo menos leer y realmente informarte.
Mi anterior comentario sobre sillas y electrones era para aclarar una confusión que tenías sobre los diversos tipos de realismo. Vos ya sabías desde antes que el conocimiento científico cambia, lo cual es, como dijiste, un lugar común. Lo que no es tan lugar común es la conexión del cambio en la ciencia con el debate realismo/antirrealismo. Espero que, ya que dijiste que compartís, hayas entendido el sentido de ese debate.
El anterior hace la cifra de 26
éste 27
No nací en Argentina.
Saludo cordial
Anónimo: Retribuyo saludos. Deduzco de tu observación que éste es el 28. Salvo mi exabrupto de haber tratado de débil mental a quien no lo es, y mis excusas al respecto, ratifico mis modestas opiniones y doy por terminada mi participación en todo lo pertinente al Cambio Conceptual.
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