jueves, 30 de septiembre de 2010

Los caminos de la filosofía política

ENTREVISTA CON ANDRES ROSLER, FILOSOFO E INVESTIGADOR DEL CONICET

En tiempos de confusión y cambio, es hasta cierto punto lógico que los ojos se vuelvan a la filosofía de la teoría política, en busca de huellas e inspiración. Aquí está Hobbes, algo de republicanismo y anarquismo. De todo, como en botica.

–Estábamos hablando de temas muy interesantes realmente. Tan interesantes que me olvidé de prender el grabador. Así que vamos a empezar in medias res, si no le parece mal. Usted estudia a Hobbes, uno de los filósofos políticos fundamentales para pensar la Modernidad. Y estaba por decirme...
–Lo que estaba por decirle es que, para Hobbes, el Antiguo Testamento es un típico caso de contrato político, de contrato que permite salir del estado de naturaleza. El pueblo de Israel celebra un pacto con Dios que es, en última instancia, político: a cambio de obediencia y de la tierra de Canaán, Dios le entrega la salvación, la redención.

martes, 28 de septiembre de 2010

El imperio del celibato



El reiterado pedido hecho por sacerdotes (o ex sacerdotes) para que sea abolido el celibato eclesiástico tiene pocas chances, pero siempre revuelve el avispero de un problema que afecta a la Iglesia que conduce Benedicto XVI. Los argumentos que se esgrimen son los de siempre: por empezar, que el celibato es contra natura, que está restando vocaciones a la Iglesia Católica (la única que lo exige), que no hay indicación alguna en los evangelios que lo imponga y que se trata de una cuestión no de dogma sino procedimental, o de derecho canónico que bien puede ser modificada. Del lado ortodoxo se citan fragmentos de las epístolas de San Pablo, escritos de San Agustín y otros padres de la Iglesia y, supremo argumento entre los argumentos, que el celibato es esencial para que los sacerdotes católicos no se distraigan con complicaciones de familia y puedan dedicarse solamente a su Dios (desde ya, este argumento es poco sólido a menos que se admita que la religión es la profesión suprema... ¿por qué no exigirlo a los cirujanos, para evitar que los problemas con su cónyuge lo perturben en el medio de una incisión? ¿O a los carniceros? ¡Qué deliciosas achuras, qué cortes perfectos tendríamos si no fuera por el colegio de los chicos!).

La historia del celibato sacerdotal católico es bastante sinuosa y ambigua, por cierto: en el siglo VII en Francia, los documentos demuestran que la mayoría de los sacerdotes eran hombres casados y en el siglo VIII San Bonifacio informa al Papa que en Alemania casi ningún obispo o sacerdote es célibe. En 836, el Concilio de Aix-la-Chapelle admite abiertamente que en los conventos y monasterios se han realizado abortos e infanticidio para encubrir las actividades de clérigos que no practican el celibato. San Ulrico, un santo obispo, argumenta que basándose en el sentido común y la escritura, la única manera de purificar a la Iglesia de los peores excesos del celibato es permitir a los sacerdotes que se casen. Pero en 1074 el papa Gregorio VII dice que toda persona que desea ser ordenada debe hacer primero un voto de celibato: “Los sacerdotes deben primero escapar de las garras de sus esposas”; en 1095: El papa Urbano II hace vender a las esposas de los sacerdotes como esclavas y sus hijos son abandonados y finalmente, en 1123, el Concilio de Letrán decreta que los matrimonios clericales no son válidos e impone la exigencia del celibato para el sacerdocio.

A pesar de lo cual en el siglo XV todavía el 50 por ciento de los sacerdotes son hombres casados y aceptados por la gente y hubo Papas casados, como los había habido antes del Concilio, empezando por el primero, San Pedro, pero también Félix III (s. V), Hormidas (s. VI, con un hijo que a su vez fue Papa), Clemente IV (s. XIII), Félix V (s. XV). Muchos Papas, por su parte, aunque no casados, tuvieron hijos públicamente y no ocultaban para nada la existencia de sus amantes, que vivían en palacios y eran visitadas por el Papa a la vista de todo el mundo; el más conspicuo seguramente fue Alejandro VI Borgia, padre de Lucrecia y César Borgia, que no ocultaba la existencia de sus amantes, a quienes instalaba en palacios a la vista y conocimiento de todo el mundo (es verdad también que por ese entonces, el capelo de cardenal se vendía muchas veces a laicos que eran casados previamente, lo cual explica en parte este tipo de situaciones estando ya el celibato instaurado). Durante todos esos y estos siglos se discutió sobre el asunto y los argumentos no fueron muy distintos de los que se esgrimen hoy.

Sin embargo, rara vez se dice que el celibato, en verdad, hizo que la Iglesia Católica accediera al inmenso poder de que gozó en estos dos milenios. Tampoco es raro que el celibato se afirmara en los tiempos del Concilio de Letrán (s. XII) ya que es por ese entonces que se consolida de manera más o menos homogénea (con las inevitables variantes locales) el feudalismo europeo. La propiedad feudal en principio no era hereditaria, sino que era una concesión del supremo señor feudal, el rey o el emperador, que regresaba al rey al morir el feudatario. El señor feudal, a su vez, concedía partes de su feudo a sus propios vasallos, que podían repetir el esquema y así se formaba la pirámide feudal. Como es natural, el tiempo volvió costumbre que los hijos heredaran los feudos de los padres (lo cual se consiguió a veces con sangrientas rebeliones llamadas “de los valvasores”, “vasallos de los vasallos”). Ahora bien: el concesionario de un feudo no necesariamente tenía que ser una persona (del mismo modo que el feudo no necesariamente tenía que ser tierra, y podía ser un derecho de mercado o de aduana), y podía ser un ente colectivo, por ejemplo, una ciudad. O una institución, como la Iglesia Católica, que fue el principal feudatario de Europa con, se calcula, un treinta por ciento de las tierras.

Así las cosas, no era del interés de la Iglesia que un obispo, vasallo a su vez del rey de Francia, intentara que sus hijos (que podían o no ser eclesiásticos) heredaran el obispado que era un feudo muy concreto, con inmensas cantidades de tierras. El celibato aseguraba la unidad feudal de la Iglesia y la conservación de sus inmensas riquezas, que al morir cada feudatario, obispo, arzobispo o el mismo Papa, regresaban a la institución, sin el riesgo de fragmentación permanente que sufrían los incipientes estados nacionales europeos, divididos y rearmados como rompecabezas por políticas de herencia, dinásticas e incluso líos de familia. El celibato garantizaba que la Iglesia estaba a salvo de esos problemas y sería Una e Indivisible.
Además, desde el siglo XII, también, el Papa se enfrenta una y otra vez con reyes de Europa sobre el ejercicio del poder (que se manifestó en la famosa “querella de las investiduras”): el Papa consideraba que, en el fondo, los soberanos europeos (incluso el titular del Imperio Romano germánico) eran vasallos suyos, cosa que éstos resistían con diversa suerte. Tampoco era conveniente correr el riesgo de que a un supremo soberano (el Papa) se le ocurriera dividir su reino muy de este mundo, y efectivamente, se conservó una unidad que muchos reyes, jaqueados por sus grandes duques envidiaban. Eso sí: cuando la fractura sobrevino, fue brutal: nada menos que la Reforma, que partió a la mitad de la Iglesia en iglesias nacionales que, carentes de poder terrateniente, no tuvieron problema alguno en abolir el celibato.

Así, más allá de la discusión teológica, la institución del celibato no sólo tiene raíces espirituales; muy por el contrario, está ubicada en la raíz misma del enorme poder y riqueza históricos del Vaticano. Es de suponer que en estos tiempos capitalistas –y aunque siga vigente para una institución el mandato de no dividir el capital societario– hay diversas maneras de preservarlo y permitir a los sacerdotes llevar una vida más libre.

viernes, 24 de septiembre de 2010

La Dama de la Torre: capítulo 34

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CAPITULO 34

Esférico, infantil, el Jefe de Policía sigue sacrificando lógicos en los altares de lo experimental, frente a su cartón pintado, que establece a la vez la solidez y la falsedad del mundo. Buscamos al Anticuario Mayor entre las ruinas, pero lo hacemos como hormigas policiales, insectos de poca ralea y monta, tanteando un camino incierto. Los cadáveres que se caen de los carros y empedran el asfalto componen una tesitura constante, una música de fondo que tiñe toda la escena, que impregna los pensamientos y las cosas. Los colores mismos parecen cadáveres, y a la ciudad sólo le resta elevar en el aire sus pendones de luto, izados en un mástil que a tal fin sostendría el Intendente Municipal. Cadáveres esbeltos, sofisticados, a los que la rigidez repentina de la muerte ha impreso el gesto siempre exhibicionista de las estatuas. Las trayectorias fúnebres tejen un lamento monocorde, una tela de araña finísima y sutil, en la que nos debatimos como una abeja en una jaula de piolines.

Bah. Es apenas una gelatina esponjosa que envuelve a la ciudad y frente a la cual el smog parece el recuerdo de una época superada y feliz. ¿Pero es que acaso la vida cotidiana se conmueve? ¿Acaso el ir y venir de los mortales no es el de siempre, distinto, diferente del de los muertos? Y es que,precisamente , de eso se trata: los muertos recorren la ciudad en igualdad de condiciones con todos los demás. A no ser por las mortajas y por los letreros que los identifican, nadie sabría a ciencia cierta quien es quien,de qué lado está cada uno.

Eso es todo .Eso y nada más. El resto, sigue igual: los joyeros abren sus tiendas ,y ruedan las puertas giratorias de los bancos.Los niños juegan,los hombres y las mujeres vivas caminan por las calles , y las pálidas colas de peticionantes se forman con indiferencia ante la puerta de los ministerios. A veces,la excesiva profundidad de la mirada,delata la existencia de una tragedia familiar , o una mirada de soslayo a los coches negros que pasan lentamente junto a las veredas,exhibiendo miembros musculosos,recostados,decorados ambiguamente con sangre coagulada,prenden y hacen germinar la nostalgia de los ataúdes,el anhelo de la madera,ese resto telúrico que la civilización industrial aún no consiguió reemplazar por el plástico,ni confiar a la dudosa biodegradación de los polímeros. Pero,qué ciudad es ésta? Dónde están ocurriendo estas cosas? Cuál es el campo que se puebla de cadáveres que ya cada vez encuentran menos lugar en panteones y nichos? Podrá la Municipalidad habilitar nuevos cementerios, se podrán fabricar a toda prisa los osarios que  la situación requiere? Y no ha habido,sin embargo,guerra,peste,ni maldición alguna: sólo ocurre que los cadáveres desnudos reclaman a sus hermanos,los cuerpos vivos.Los tientan,los llaman,les ofrecen vaya uno a saber qué cosas.

Y es que, al no interponerse entre ellos el ataúd como un hermético cinturón de castidad, los cadáveres se reproducen como seres vivos, y engendran más cadáveres,fundan estirpes duraderas, definitivas dinastías.Los cuerpos atraen a los cuerpos,como las esferas atraen a las esferas y los astros que gravitan atraen a los astros en los espacios astronómicos,donde sólo existen la fuerza y la organización.

Se cuentan cosas,y uno no sabe si creerlas. Que los ricos entierran a sus hijos pequeños en grandes frascos de cristal.Que en los barrios pudientes,donde pululan las gemas,y donde las pantallas electrónicas centellean sin pausa al mando de niños terribles como sargentos,se cosen mortajas de dorado terciopelo,y se las almidona cuidadosamente para que constituyan esa mínima protección que se les escatima.Y que en las villas miseria,en el otro extremo de la barranca social,se ha optado por enterrar a los muertos entre la basura,ocultándolos a los depredadores de dentaduras,que buscan,inútilmente en estos tiempos,dientes de oro y prótesis reutilizables,y que terminan contentándose con un poco de marfil.

Pero nadie se queja.Del mismo modo que nadie parece sufrir por la falta del Anticuario Mayor, y nadie se desespera por la ausencia y la muerte de los lógicos,que poco a poco,y bajo la batuta ominosa del Jefe de Policía,están alcanzando el status de una especie en extinción. Tal vez la gente ha aceptado el presente,que penetra como una realidad inmóvil,fijada por la desgracia.Los semáforos impasibles siguen latiendo en la noche negra y sin tráfico Pero la luz y la sombra,ahora,son sólo detalles.En las noches calurosas y atroces,ha anidado una negrura especial.Bandadas de grajos sobrevuelan los barrios y una pareja de cintillos anidó en los recovecos de la Catedral. Y la vida cotidiana se conmueve? Alguien deja de correr detrás de una angustia que no es tal,apartando los ojos de los ojos  cadavéricos que lo miran,como si perforaran una bruma permanente y brutal? La atmósfera es propicia para la leyenda,o la desaparición. Pero hay alguien que se conmueva? Alguna voz que llame? Algún llanto que atraviese la noche perforada de cadáveres desnudos?

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martes, 21 de septiembre de 2010

Lo que las supernovas dejan atrás de sí

DIALOGO CON GABRIELA CASTELLETTI, ASTROFISICA E INVESTIGADORA
Las supernovas son los fenómenos más energéticos del universo y por eso le encantan al jinete hipotético, sobre el que actúan como una especie de ginseng cósmico, y fue a buscar a quien estudia justamente lo que las supernovas dejan atrás al estallar.

–Usted es...
–Doctora en Física por la Universidad de Buenos Aires y me especialicé en astrofísica.
–Y se dedica a estudiar restos de supernovas.
–Sí.
–¿De qué modo los estudia? ¿De manera teórica? ¿De manera experimental?
–Los proyectos son teórico-experimentales, lo cual significa que para abordar el estudio de los procesos físicos que ocurren en estos objetos necesitamos una base de datos astronómicos, y eso se obtiene por observación directa utilizando instrumentos. Esos instrumentos, obviamente, son otra cosa que el telescopio convencional inventado por Galileo Galilei. Yo estudio esos objetos en la banda de radio, puesto que los remanentes de supernova emiten en diferentes longitudes de onda dentro de lo que es el espectro electromagnético, dentro de la banda de radio. Nosotros lo que hacemos, entonces, es una observación directa de los restos de supernovas...

viernes, 17 de septiembre de 2010

Aquiles, Heisenberg y la tortuga

Hace unos dos mil quinientos años, Zenón de Elea, discípulo del gran Parménides, de la misma colonia griega del sur de Italia, planteó la paradoja más famosa, probablemente, de todos los tiempos: la de Aquiles que corre a una tortuga sin alcanzarla nunca; desde entonces, ha hecho correr ríos de tinta, sin olvidar los dos breves ensayos que Borges dedicó al tema.

Y es así: Aquiles, que Homero llama “de los pies ligeros” (ocus podas), es el más rápido de los guerreros griegos, y se dispone a dirimir una carrera contra una tortuga, el más lento de los animales (con excepción de los gusanos y las lombrices, pero Zenón no tenía muy presente la biología). Y bien: Aquiles, que corre diez veces más rápido que la tortuga, le da diez metros de ventaja.

Y aquí viene lo sorprendentemente paradojal: cuando Aquiles recorre diez metros y llega a donde estaba la tortuga, ésta ha avanzado un metro; cuando Aquiles recorre ese metro, la tortuga recorrió diez centímetros, cuando Aquiles los recorre, la tortuga ha avanzado un centímetro, y así, siempre que Aquiles cree alcanzarla, la tortuga está una fracción más adelante, de tal manera que Aquiles nunca la alcanza.

Es inquietante, y desafía al sentido común. Naturalmente, Zenón no sostenía que en la realidad se produjera esa carrera interminable y que verdaderamente Aquiles nunca alcanza a la tortuga. Para nada; sabemos perfectamente (y Zenón lo sabía) que sí lo hace (si no fuera así, nadie alcanzaría a nadie aunque corriera más rápido). La intención de Zenón, fiel a la escuela de su maestro Parménides, era mostrar que los fenómenos resultan ininteligibles y conducen a paradojas lógicas; así, la filosofía no debe detenerse en el mundo de las apariencias (los fenómenos), sino capturar la verdadera realidad, esto es el Ser, que Parménides había descripto como eterno, infinito, inmóvil y continuo, llevando a la incipiente ciencia griega a un callejón sin salida: si los fenómenos son aparentes, si nada puede ser analizado sin llegar a contradicciones, los primeros intentos de los filósofos de Mileto (Thales, Anaximandro, Anaxímenes) estaban condenados desde ya al fracaso; no podría haber ciencia, sino solamente metafísica.

Es comprensible, entonces, que la inquietante paradoja de Zenón (junto a las relativamente similares de la flecha y del estadio) haya sido analizada del derecho y del revés. Recién en el siglo XVII, con el advenimiento del cálculo infinitesimal por obra y gracia de Newton y Leibniz, se pudo dar una respuesta matemática al problema: el cálculo, con su capacidad de sumar series infinitas, permite, justamente, sumar los infinitos trechos recorridos por ambos contendientes, y el resultado muestra que son iguales: en medio de la Revolución Científica, Aquiles finalmente alcanzó a la tortuga; por lo menos en el terreno de las matemáticas puras.

Pero hay una vuelta interesante que se le puede dar al problema, y esta vez no en el terreno de las matemáticas, sino en el de la física. Uno de los pilares de la mecánica cuántica es el Principio de Incertidumbre de Heisenberg, que establece que es imposible medir, o conocer, digamos, simultáneamente algunos pares de magnitudes, la velocidad y la posición de una partícula tal como el electrón, por ejemplo, o la energía y el tiempo (los efectos del principio de incertidumbre son absolutamente insignificantes en el mundo cotidiano; y sólo adquieren relevancia en el micromundo del átomo). Hasta el punto de que si conocemos perfectamente la posición, nada sabremos de la velocidad, y viceversa. El principio de incertidumbre es algo probado y recontraprobado en innumerables teorías y experimentos.

Ahora: como en el esquema de Zenón los dos corredores se aproximan cada vez más: un centímetro, un milímetro, un millonésimo de milímetro y así, tarde o temprano la distancia que los separa caerá dentro de las dimensiones en las que empiezan a pesar las leyes cuánticas: de tal manera que, o bien sabemos la velocidad, o bien la posición de ambos corredores; para simplificar, Aquiles: si estamos seguros de que Aquiles está detrás de la tortuga, es decir, si conocemos su posición suficientemente como para asegurar que está detrás de la tortuga, nada sabemos sobre su velocidad, con lo cual uno de los presupuestos de problema –que Aquiles corre más rápido que la tortuga– se cae, y la paradoja pierde sentido. Y si aceptamos las condiciones del problema, y nos aseguramos de que Aquiles corre diez veces más rápido que la tortuga, otra vez, por el principio de incertidumbre, nada sabremos sobre su posición, hasta el punto de que no podemos decir si está atrás o delante de la tortuga, si la alcanzó o no la alcanzó, y nuevamente la paradoja se cae.

Es un juego cuántico, una divagación sobre un problema siempre presente, una –quizá– solución de la paradoja. ¿Qué dirían el infinito Parménides, el sólido Zenón y el tremendo Meliso de Samos, que extremó las posiciones de sus maestros hasta un límite intolerable?

No lo sabemos, y la tentación de escribir “pero de todos modos, en algún sitio, Aquiles y la tortuga siguen jugando su juego eterno”. Y la tentación, ya se sabe. Oscar Wilde decía: “Puedo resistir a todo, menos a la tentación”, así que... de todos modos, en algún sitio, Aquiles y la tortuga siguen jugando su juego eterno.

martes, 14 de septiembre de 2010

La Dama de la Torre: capítulo 33

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CAPITULO 33

El terrible Bairoletto está sentado sobre un trono de jade y jabalí. A su alrededor, se amontonan los danzantes. La oscuridad lo ciñe como un cilicio, incómodo pero inevitable. La fogata que arde en el centro del círculo es un punto de referencia obligado, casi redundante. A la derecha, junto a un grupo de olmos, puede verse una mesa de billar, algo desgastada por la intemperie. Se escucha el murmullo continuo de un curso de agua, el canto sincopado de los grillos, el lamento meticuloso de las cigarras y el elegante menearse de los juncos. Como se ve, es un escenario puramente campesino, sin nada paródico que lo haga parecer inexacto. Es una situación altamente precisa, como cuadra al terrible Bairoletto, que siempre se ha distinguido por la limpieza y la exactitud. La orgía de sangre, la masacre, el saqueo indiscriminado, son cosas que no le cuadran. Más bien el ingenioso robo a las arcas de los banqueros florentinos, el jugoso botín obtenido mediante la adulteración del testamento de un cardenal, o el contrabando a expensas de los ejércitos del rey de Francia, que periódicamente visitan la península. Bairoletto es insensible a la idea de nacionalidad, no comparte la gesta de Mazzini y Garibaldi, ni la ética mercantilista que presupone el control aduanero para el fortalecimiento del Estado. Y es que el delito es abstracto, inmune a la arbitrariedad de las fronteras nacionales.

Lady Chevesley es arrojada a sus pies como un presente griego. ¿Qué le esperará ahora? ¿Revive acaso los difíciles momentos pasados con Sir Antony Parsons, y con el espléndido caballero Guillaume de la Tour? Recuerda las perversas y tortuosas escenas en las que desembocó llevada por el frenesí renacentista de Leontino Melazzi , o los raptos de terror de la ermita, cuando ella sola debió hacer frente a la Ira de Dios? Ya ni siquiera el ángelus acude en su ayuda.Misteriosamente,asombrosamente,ese sonido amigo y repetitivo, se ha apagado. De pie, se enfrenta al terrible Bairoletto con una sonrisa de desafío, asumiendo una pretendida -y quizás perdida- superioridad. Como lo teórico se enfrentaría a lo experimental, como la gema a la piedra del río, de la cual desciende, pero que siente extraña, extranjera, pese al esplendor de que la viste el sol del mediodía (sabiendo que es fatuo,que se apagará en la noche, mientras que ella reflejará los miles de candelas de las fiestas, las luces de neón, los focos de mercurio, y las luciérnagas electrónicas de las embajadas). Lady Chevesley se sabe única entre los bandidos, en su universo sin mujeres. Y además, frente a la totalidad, Lady Chevesley tiene la ventaja del detalle, que se recorta nítido, y resalta. No dejará de aprovecharlo.


Los bandidos,por su parte, la observan con respeto. Cada tanto,algunas chispas que saltan de la fogata hacen retroceder la oscuridad extramuros, que enseguida y nuevamente se contrae como un fuelle que no pierde su forma. Los bandidos parecen personas a medio terminar. Contrahechos, sus andanzas se reflejan en sus rostros como pústulas .La valentía los ha tatuado de tal modo que ellos mismos se han desdibujado, han terminado por ser solo trazos de cuchillo, heridas de bala o arcabuz, no ellos mismos. En realidad,cuentan su vida por los combates librados, o por los asaltos exitosos, o por los raptos, o por los años que han pasado en las mazmorras del Dux de Venecia, o en las cárceles modernas de la república italiana, tratando de llevar al arrepentimiento a los miembros de las Brigadas Rojas. Es el triste destino del bandido: los años de cárcel y de andanzas, terminan convirtiéndolo en una mera abstracción jurídica, reduciéndolo a un esquema que resulta pan comido para los jueces. La lucha del bandido -en especial del bandido tradicional, clásico- está totalmente encaminada a recuperar su dimensión humana, y este afán de transformación, el ansia de dejar de ser categoría y ser sencillamente hombre, produce una tensión que lo vuelve patético. Finalmente, el conflicto, insoluble en apariencia, se resuelve en la literatura y casi nunca en la horca (ya que a último momento el verdadero bandido es perdonado: esa certeza es la base del suspenso). Por eso los bandidos son gentes tristes, apagadas. Fuera del contexto preciso de la acción, casi no interesan.
Así, vistos frente a la hoguera, son apenas decorado, sombra pálida, nocturna, de lo que realmente son. Existen tan solo porque miran a Lady Chevesley, que muda, inerte, rígida como las estatuas que decoran el atrio del Gran Rey, enfrenta al terrible Bairoletto.

Y éste...¿qué ocurre con él? Se lo ve pensativo. Ducho en los vericuetos de la razón, sabe que el crimen (que él nunca denomina así, sino ars iniendi, ajustándose a la tradición latina) devela dimensiones normalmente ocultas de las cosas. El objeto robado, sin ir más lejos. ¿Qué es? No es la cosa en estado puro? Cuando el denunciante desesperado radica su denuncia ante el Jefe de Policía : no entra de verdad y por primera vez en contacto real con su posesión? Pero cómo era la gema?,pregunta el Jefe de Policía . Y al contestar : así y así,con tales repujos labrados, con tales y cuales destellos microscópicos, no está separando el objeto mismo de sus atributos? No está reconociendo por primera vez que su joya es algo diferente de esa materia o sustancia trabajada,que sin duda la conforma,pero que es circunstancial? Denunciaría alguien el robo de una piedrecilla sin valor alguno? Pero a su vez : por qué tiene valor? Por qué quiere recuperarla? Es acaso por lo que la gema es,o por los atributos de lo que es? El mundo del crimen,piensa el terrible Bairoletto ,es el mundo de las verdades absolutas,no deformadas por lo cotidiano. El objeto robado,al ser arrancado de su contexto,accede a su verdadero significado.La misma vida, invaluable,se transforma,ante el puñal homicida,y el brazo que la arrancó,luego,al ser cortado,deviene objeto jurídico,brazo,y no sólo parte del cuerpo,mero apéndice utilitario.

Sin embargo,Lady Chevesley plantea un problema de difícil solución.Ha sido raptada ,y en tanto eso,es botín.Y sin embargo,también ha sido sustraída de una intención impiadosamente criminal y en tanto esto otro,es sobreviviente.Dado que el terrible Bairoletto ha acatado,hasta ahora las convenciones según las cuales nadie puede ser objeto de más de una clasificación,su complejo mundo filosófico -construído a través de una carrera criminal que erizaría la piel del más duro de los juristas- amenaza con tambalearse. Tiene derecho a considerarla botín? O debe homenajearla como a una reina milagrosamente salvada? Qué criterio usará para decidir?


Pero Lady Chevesley ,ducha en las artes argumentativas de los fisiócratas,y como buena súbdita británica,ávida lectora de Keynes y Adam Smith,hija natural del positivismo lógico y una escolástica tenue,debilitada por el paso de las generaciones, educada al fulgor áureo y creciente de la oferta y la demanda,escoge para la discusión la más terrible de las armas del filósofo : el silencio. Si el lenguaje del cuerpo lo dice todo! Ensaya diferentes poses: de pronto se yergue como una estatua,poniendo todos los músculos en tensión,y un instante después adopta el estilo de una gimnasta nórdica,distribuyendo por sus tendones y líneas de fuerza una calma no exenta de poder.O se tuerce en forma oriental,sugiriendo la inmortalidad,la permanencia. Y en todos los casos,agita los brazos como aspas. Se mueve en círculos frente al fuego,se acerca a los grupos de bandidos amontonados entre las aristas cambiantes del refugio de luz para practicar sus costumbres repugnantes.Camina hasta el limite de la oscuridad,y luego oscila al compás de los movimientos de ésta,quedando siempre en el punto exacto donde el círculo de luz termina,convirtiéndose en demarcación,alusión : la Dama de la Torre quiere señalar la consistencia de la luz,que parece tener densidad,cualidad física frente a la oscuridad del contorno.Su movimiento es elástica,danzante,no alude a las interrupciones del continuo espacial,crea la conciencia del transcurrir,porque aunque se mueve,permanece en su sitio.Los espectadores,entonces la verán inmóvil -o en todo caso intrascendente- y cobrarán conciencia de que lo único que transcurre es el tiempo.

El terrible Bairoletto la entiende a la perfección,ya que el lenguaje gestual es patrimonio del mundo del delito,y el crimen es casi un derivado directo de la expresión corporal.Después de contemplarla (o vigilarla,ya que para un bandido la percepción y la vigilancia se identifican),resuelve su problema y toma su decisión : Lado Chevesley será su amante.

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jueves, 9 de septiembre de 2010

Municipios científicos y técnicos


¡Ay!, esta vez el jinete tuvo problemas. O mejor dicho, no él, sino su caballo, al que no querían dejar entrar a la Cámara de Diputados, donde debía coordinar la mesa que abajo se reproduce. Al final, debió dejarlo en un hipotético palenque sobre la calle Rivadavia.

“Los municipios no sólo deben ocuparse de la recolección de residuos. En los niveles locales tenemos que participar de la gestión de la innovación, de cara a la gente, a la producción con valor agregado y a la solución de los problemas sociales. La ciencia y la tecnología sirven si le cambian la vida a la gente. Tenemos que orientar los recursos públicos hacia prioridades, relacionando la actividad de investigación con las necesidades, problemas y oportunidades de la sociedad”, dijo la intendenta de Luján, Graciela Rosso, al cierre de la jornada “Ciencia, Tecnología y Desarrollo Local”, desarrollada la semana pasada en la Cámara de Diputados, en el marco del Día de la Industria, con el objetivo de analizar aportes concretos de la ciencia y la tecnología a la agenda social de la Argentina.

El encuentro fue convocado por la diputada nacional jujeña María Eugenia Bernal y contó con la participación del secretario general del Consejo Federal de Ciencia y Tecnología (CoFeCyT), Hugo De Vido, y el decano de la Facultad de Matemática, Astronomía y Física de la Universidad Nacional de Córdoba (Famaf UNC), Daniel Barraco.

Graciela Rosso, quien fue viceministra de Salud nacional, impulsa un modelo de desarrollo tecnológico innovador y concreto: en breve la ciudad que vio nacer y explorar al primer científico argentino, Florentino Ameghino, inaugurará dos parques tecnológicos, uno agroalimentario y otro de software. Rosso dijo: “Necesitamos profundizar el modelo inclusivo, social, productivista, y en esto el conocimiento en ciencia y tecnología cumple un rol fundamental. Tenemos que fomentar las vocaciones por las carreras científicas y fortalecer la transferencia del conocimiento a la sociedad. En nuestro polo tecnológico queremos que las firmas desarrollen actividades I+d (Innovación y desarrollo), apoyada por la Universidad Nacional de Luján y que generen trabajo calificado. Buscamos que el conocimiento generado supere el marco de las universidades, organismos e institutos de investigación para integrarlo a los procesos productivos en el territorio”.

Rosso presentó el parque industrial mixto con una superficie de 38 mil metros cuadrados que se está instalando en Luján, en el cual “el 20 por ciento de las empresas serán empresas de innovación. Estimulando la asociatividad, que las pymes se junten con cámaras, sectores, y puedan tener servicios comunes”.

A su turno, Hugo De Vido destacó el objetivo de desarrollar capacidades en las 23 provincias y la inversión realizada por el gobierno nacional en el área de ciencia y técnica. La gestión del CoFeCyT ha permitido que todos los gobiernos provinciales cuenten con áreas específicas de ciencia y tecnología. Su tarea apunta a fortalecer la investigación local en áreas prioritarias dentro de programas de desarrollo provincial. Y articularla con la producción, para tener una producción con mayor valor agregado de tipo tecnológico.

Dijo De Vido: “A partir de la presidencia de Néstor Kirchner comenzamos a darles soluciones concretas a problemas socioproductivos locales que no eran tenidos en cuenta desde el sector científico-tecnológico. En estos temas la inversión era igual a cero. A partir del 2003 se invirtieron casi 100 millones de pesos en proyectos de innovación productiva con impacto social en municipios de todo el país” y destacó: “Más allá de lo presupuestario, lo importante es la consolidación de políticas públicas federales en ciencia que tienen que ver con un proyecto de país, con la ejecución de más de 750 proyectos”.

La suya es la difícil tarea de revertir la tendencia histórica a que la ciudad y la provincia de Buenos Aires concentren y hegemonicen, por ser las regiones con mayor capacidad y productividad, más del 60 por ciento de los subsidios nacionales destinados a proyectos de investigación científica.

El fortalecimiento de la cadena de valor de la quinua en Jujuy y la asociación de productores locales de Neuquén para el desarrollo de una cosechadora de fruta fina son algunos de los proyectos financiados por el CofeCyT.

A propósito, la diputada María Eugenia Bernal destacó: “La ciencia y la tecnología pueden usarse orientados a la justicia social. La provincia de Jujuy ha recuperado tiempo perdido durante las últimas décadas, incorporando fuertes innovaciones y valor agregado en los procesos productivos de la zona andina, por ejemplo en los cultivos. Esto se da en un contexto en el que el país recupera una mirada federal, local, estrechamente integrada a Latinoamérica y sus desafíos de inclusión social. La riqueza de las naciones y de las empresas depende, cada vez más, de su capacidad de crear y utilizar conocimiento”.

Por su parte, Daniel Barraco presentó los resultados en gestión universitaria en la tradicional casa de estudios cordobesa, tales como la creación de empresas de base tecnológica formadas por los propios investigadores. “Estamos trabajando para involucrar más empresas en los procesos innovativos. Y para fomentar el emprendedorismo de los propios investigadores. Industrias como, por ejemplo, la de software son claves para la producción de bienes y servicios con valor agregado, por eso articulamos con ellos para capacitar recursos humanos preparados”, dijo, reconociendo que Famaf está priorizando las aplicaciones tecnológicas sin desatender las investigaciones en ciencias básicas.

“Resulta crítico estimular las vocaciones científicas: en el área de las ciencias duras o tecnológicas, a comienzos de 1970, de cada 100 estudiantes que entraban a la universidad, 30 iban a nuestras áreas, actualmente sólo 10”, detalló el decano Barraco.

La provincia de Córdoba se ha caracterizado en los últimos años por los fuertes resultados de las políticas públicas en ciencia y tecnología, que rigen desde el Ministerio de Ciencia provincial, sobre la base, claro, de una tradición científica y académica de varias décadas.

A la reunión asistieron legisladores, funcionarios, investigadores, quienes analizaron aportes concretos de los organismos científicos en el desarrollo del país. Estuvieron presentes el presidente de la Agencia Nacional de Promoción Científica, Armando Bertranou; los diputados nacionales Graciela Giannettasio, Adriana Puiggrós, presidentas de las comisiones de Ciencia y Tecnología y Educación, respectivamente, y Juan Carlos Díaz Roig, entre otros.



* En la foto, de izquierda a derecha, Hugo De Vido, María Eugenia Bernal, Graciela Rosso, Daniel Barraco y el jinete hipotético.

Informe: Ignacio Jawtuschenko.

viernes, 3 de septiembre de 2010

Peregrinación tecnológica a Luján

 ENTREVISTA A GRACIELA ROSSO, MEDICA E INTENDENTA DE LUJAN

La relación entre la ciencia y su aplicación a la sociedad es un tema que vuelve una y otra vez. Aquí habla sobre el tema Graciela Rosso, intendenta de Luján y ex viceministra de Salud de la Nación.

–Usted es médica sanitarista, de larga trayectoria en la gestión, referente en políticas públicas de salud, actualmente intendenta municipal de Luján. Antes fue viceministra de Salud de la Nación y diputada. Mañana va a disertar en la Cámara de Diputados, en el encuentro “Ciencia, Tecnología y Desarrollo Local”. ¿Qué rol tienen los municipios en torno de la ciencia y la técnica?
–Uno de los rasgos distintivos del modelo de gestión del municipio de Luján es el de plasmar en el nivel local el desarrollo de la ciencia y la tecnología. Creamos una Dirección de Ciencia y Técnica en el municipio, que trabaja en la vinculación con los distintos organismos nacionales y provinciales, con un enfoque productivo. Buscamos que el conocimiento generado supere el marco de las universidades, organismos e institutos de investigación para integrarlo a los procesos productivos en el territorio. Y no se trata sólo de que los municipios se apropien de ese conocimiento y lo orienten para ponerlo al servicio de las necesidades de la gente, sino también de que participen en la definición de las agendas de prioridades y en la utilización concreta de ese conocimiento. Pienso en la gestión local como bisagra entre el desarrollo y el conocimiento y la innovación. La ciencia tiene que servir para mejorar las capacidades de las comunidades. Y los municipios tienen que organizar los recursos que a veces están dispersos y que desde un ministerio nacional es muy difícil de hacer. Los municipios tienen que aportar esa planificación. El mayor desafío consiste en plasmar una decisión de gobierno, idear en un instrumento de política pública y que llegue a la ciudadanía.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

La Dama de la Torre: capítulo 32

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CAPITULO 32

No sabíamos qué decir y el embajador inglés aprovechó para seguir hablando.

-Los átomos giran en lo imperfecto dijo.- Lo microscópico se organiza una y  otra vez en forma definitiva. Que importan los sucesos? Se deshacen como un  caramelo al contacto del agua.

- Donde esta el Anticuario Mayor ?

- Ha desaparecido -dijo el embajador de Inglaterra,como si lo dijera por primera vez.

- Lo comprobaron?

- Es necesario comprobar algo para saberlo? contra su costumbre,el embajador inglés había adoptado un lenguaje transparente Esa es la falacia del empirismo: en el terreno de lo macroscópico,siempre ignoramos todo.La finca esta vacía,como ustedes habrán,sin duda,observado.

- Solía salir para diversas reuniones argumenté.

- El helicóptero está estacionado detrás de la residencia -dijo el embajador inglés.-La servidumbre ha huído.Interrogamos a los copistas de best-sellers, pero no sacamos nada en limpio -el tercer secretario de la embajada abrió la boca para decir algo,pero lo pensó mejor y se callo.

- Lo malo es que esta desaparición amenaza por desquiciar por completo el mercado de antigüedades -dijo el Comisario Inspector Un mercado que,llegado el caso,es muy difícil de recomponer.

-Me parece que habría que recorrer el castillo -sugerí.

-Vaya si quiere-dijo el Comisario Inspector -De poco le va a servir.

Subí la escalera, escoltado por la lógica joven. Los pisos sucesivos se fragmentaban, sugiriendo a la perfección un laberinto, y sin embargo sin llegar a serlo.Cruzamos dormitorios y mazmorras como una exhalación, atravesamos los patios múltiples, subimos escaleras ya redondeadas, vimos dibujarse en el aire enrarecido los fantasmas de nosotros mismos, nos internamos por secretos pasadizos. Buscamos una cámara donde pudiera estar oculto, el lugar mas extremo,si fuera posible, del mundo. Pero si aquello era un mundo,era un mundo curiosamente deshabitad: el Anticuario Mayor había alcanzado cierto ascetismo esencial. Ni una cortina,ni un mueble,atenuaban el amontonamiento de piedra.Sólo encontramos en las paredes peladas, un cuadro digno, según nos pareció, de Rembrandt (una repetición del panel de Sadaf), sobre un fondo trabajado con las pinceladas perfectas del Pollaiuolo y un afán expresionista y simbólico que dejaba muy atrás a la escuela alemana. La firma era indescifrable.Volvimos transfigurados, transtornados por la repetición.
El embajador inglés colgó los tacos de billar en sus soportes de madera de chilenel, guardó las tizas, cubrió con un paño las esferas, apagó la computadora, la introdujo en dos módulos transportables y la cargó sobre los hombros del tercer secretario. Recogió el laúd y lo metió en un bolso de mano, parecido a los que se usan para la ropa de tenis.

- No seria útil interrogar a los copistas? pregunté.

- Podemos hacerlo -dijo el Comisario Inspector,mientras la lógica joven empezaba a agitar los brazos en el aire-, pero va a ser solo una perdida de tiempo.Lo mejor es volver directamente a la capital.

- A los brazos del Jefe de Policía !

- No le tenga miedo -dijo el Comisario Inspector .- Mientras le queden lógicos para sus experimentos, y todavía le quedan algunos lo peor que puede pasar es que nos cuente una anécdota.Pero si usted quiere,vamos primero a hablar con los copistas la lógica joven abrió los brazos y los extendió en cruz .

Había seis copistas,de diferentes edades,sin que pudieran discernirse  parentescos entre ellos,ni el aire familiar que uno comúnmente asocia con la artesanía.De una manera confusa me recordaban a los obreros del barrio de los ataúdes.Trabajaban sobre pupitres altos,iluminados por focos de mercurio y titilantes lámparas de neón,incandescentes.Estiletes incisivos para hendir los pergaminos,alates filosos para remover viejos barnices y preparar los palimsestos se alineaban sobre las cánulas de los pupitres. Clavos de acero de triple punta servían para fijar los pergaminos a los tableros donde se limpiaban con alicates y cérulas que los despojaban de toda suciedad.Elegantes frasquitos contenían las tinturas vegetales y las adherencias químicas que se utilizaban para iluminaciones y miniaturas.Al lado de los pergaminos,se apilaban los best-sellers : desde El Pecado sin Final hasta El Collar sin Sentido. Princesas rusas y terroristas palestinos convivían sin temor.Accidentes de aviación eran evitados a último momento por audaces aficionados.Novelones históricos y góticos,se combinaban con pequeños y dosificados breviarios de erotismo elemental.

- Lo ignoramos todo dijo el que se presento como jefe de taller por otra parte,el Anticuario Mayor nunca viene por acá.Algunos de los artesanos mas jóvenes apenas si lo han visto alguna vez.

- Sin embargo,deberían haberse enterado insistí.- La propiedad esta desierta.No hay servidumbre , ni capataces , ni nada.

El jefe de taller señalo tercamente los pupitres.- Mientras tenemos materiales continuamos con nuestro trabajo.A la noche,apenas cae el sol y suena el ángelus,respetamos la tradición y nos recogemos en aquellos jergones,en un rincón,mientras toda la finca se ilumina con el resplandor de la flor gitana.Recién cuando necesitemos más material tomaremos contacto con el Anticuario Mayor por teléfono señalo un aparato casi disimulado por una pila de pergaminos a medio trabajar También por allí recibimos las ordenes.

- Que tipo de ordenes?

- Intensificar o retrasar determinada línea de trabajo.Hace unos días,sin ir más lejos,se nos indicó que nos dedicáramos por entero a La Dama de la Torre. También hablamos para cuando queremos solicitar un plato extra de gachas,que complementan una comida que no por abundante es, ay! ,suficiente.

- Hoy recibimos las vituallas normalmente apunto un aprendiz

- A que hora?

- A la hora tercia,como siempre.Dejaron los víveres cerca de la puerta trasera,cabe el grifo, en un container aislante.- tomé nota mentalmente de la hora.

Mientras se desarrollaba la charla,la lógica joven estaba completamente distraída,absorta en descifrar una miniatura que iniciaba un truculento novelón sobre un par de periodistas norteamericanos que descubrían una falla en una central nuclear.Los ciclotrones estaban cuidadosamente dibujados,abrazándose en torno de una I carnosa.El Comisario Inspector,por su parte,revisaba con sumo interés las pilas de best-sellers,anotaba algunos títulos y se inclinaba fascinado sobre la transcripción de La Dama de la Torre ,que se llevaba a cabo en el pupitre principal.

Casi sin proponérmelo levante el tubo del teléfono.Del otro lado de la línea me llegó un murmullo confuso.Dos voces se entremezclaban discutiendo algo.Me pareció reconocer a Avelino Andrade,el sindicalista funerario.

- Este teléfono comunica con la capital?

- No,señor,es interno dijo el jefe de taller sonrojándose.El teléfono había vuelto a un sonido completamente neutro.

- Está bien dije. Me parece que nada más por hoy. a través de una ventana vimos al helicóptero elevándose detrás de un grupo de árboles.

- El embajador inglés se nos adelanta siempre dijo el Comisario Inspector,abandonando su minuciosa inspección.Salimos.El jardín maravilloso del principio se había transformado en algo muy hostil,después de cumplir una transfiguración completa.Era como si las especies hubieran cambiado de actitud: en lugar de querer enseñarnos algo inefable,nos cerraban el paso.Los bramidos del serpentario nos llegaban como sibilantes amenazas a través del aire denso y vegetal,de donde escapaba la luz y que empezaba a alumbrarse con los tenues resplandores de la flor gitana.El aroma de las especias había virado hacia un tono acre,simbólico.

Cuando encontramos el auto era ya noche cerrada.La flor gitana ,completamente abierta y ya en su plenitud, iluminaba la propiedad con una luz suave, lechosa, indiferente.

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