jueves, 23 de diciembre de 2010

La ciencia, política

DIALOGO CON DIEGO HURTADO, FISICO E HISTORIADOR DE LA CIENCIALa ciencia, la política. El jinete hipotético se interna en terrenos incomprensiblemente inexplorados, que encierran el misterio del fracaso argentino en el campo de la ciencia.

–Usted publicó un libro que se llama: La ciencia argentina. Un proyecto inconcluso. ¿Por qué no lo contamos en este espacio que tenemos?
–Lo primero que habría que decir es que el libro se ocupa de un período que va desde 1930 a 2000. Las razones por las que me centro en este período son varias. Una es que el proceso de industrialización en Argentina toma dimensiones. Detrás del proceso de militarización aparece un grupo de militares industrialistas (como Mosconi) que vinculan el problema de la industrialización con el problema de la defensa y el problema del acceso a la tecnología. Y un tercer componente es la aparición en escena de la comunidad científica, a través de la Asociación Argentina para el Progreso de la Ciencia. Esa asociación tiene que ver con el desafío de hacer confluir intereses disciplinarios, pero también darle presencia a la ciencia ante el poder político y ante la sociedad, explicar por qué es necesario tener investigación científica, etc. Y, por supuesto, hacer llegar los reclamos de la comunidad científica, que en la década del 30 ya son varios (infraestructura, equipamiento, formación de jóvenes científicos). Hay entonces intereses en juego: sector militar, sector productivo y científicos. Cuando uno junta estas cuestiones, se da cuenta de que esto también pasó en los países de Europa en el siglo XIX, pero fue tratado con más o con menos éxito a través de políticas científicas. El resultado es que los tres sectores terminan de alguna manera por confluir. En Argentina, por el contrario, el golpe del ’43 va a terminar de fragmentar: el sector productivo y los militares, preocupados por el desarrollo tecnológico, va a quedar escindido del sector académico. Uno puede pensar que en Argentina hubo un proceso de institucionalización desdoblado: el gobierno peronista institucionaliza la ciencia y la tecnología desde una política centralizadora, enfocada a problemáticas sociales, productivas y a la defensa. Por otro lado, el sector de la comunidad científica (vinculada con Houssay) cree que la institucionalización tiene que darse en otro sentido: libertad de investigación, autonomía del Estado. Y, como no tiene respuesta desde el sector político, intenta crear un sistema de filantropía que le permita empezar a crear institutos de investigación privados. Para América latina esto es muy original. La creación del IByME es un hito: si no es el primero, es uno de los primeros institutos de investigación privados.

sábado, 18 de diciembre de 2010

Dios creo los números



DIOS CREO LOS NUMEROS
Los descubrimientos matemáticos
que cambiaron la historia

Edición comentada por Stephen Hawking
Crítica.
1000 páginas

Este libro que nos ocupa no es exactamente para leer sino para tener, para sentirse feliz de tenerlo en la biblioteca, para hojear de vez en cuando y sumergirse en las maravillas de las matemáticas y lo que de ellas dijeron (o hicieron) los más grandes matemáticos de la historia: Euclides, Arquímedes, Descartes, Fourier, Laplace, Cauchy, Gauss, Cantor, Dedekind, Weierstrass, Riemann, Gödel y Turing, con la sorprendente e incomprensible omisión de Evariste Galois, sin duda uno de los matemáticos más grandes que han existido.

Dios creó los números es, sin duda, primo hermano (o algo más cercano) de A hombros de gigantes, donde se recopilan los trabajos de Copérnico, Newton, Kepler, Einstein, en fin, los grandes títulos y autores de la física.

Decía para tener y no para leer, lo cual es un poco falso; en cualquier momento uno puede sentir la necesidad de las matemáticas (no se asombren por el verbo sentir) como uno puede sentir la necesidad de escuchar una cantata de Bach. Y el libro allí está, dispuesto y abierto para nosotros. En ese sentido es una maravilla.

Y ahora algunas críticas. Por empezar, no es muy creíble que Stephen Hawking haya efectivamente hecho los comentarios y lo más probable, creo yo, es que su nombre en la tapa y en cuerpo enorme responda a una estrategia de marketing más que a otra cosa, aunque en esto me puedo equivocar.

Pero donde se comete un grave error es en el título: Dios creó los números, una frase que puede llevar a confusión (al fin y al cabo Dios no creó ni los números ni nada) y que pertenece a Kronecker, importante matemático del siglo XIX, y aparece más completa en la contratapa: “Dios creó los números; el hombre todo lo demás”.

Pero aun así la frase está incompleta, ya que el enunciado de Kronecker es: Dios creó los números enteros (1, 2, 3... y los negativos), el hombre todo lo demás, lo cual no es ocioso, ya que era la época en que empezaban las discusiones sobre los fundamentos de las matemáticas, que se extenderían bien entrado el siglo XX.

Que los números enteros fueran los únicos dados, y creados ex nihilo significa que a partir de ellos se puede construir el resto de los números, en especial los reales y los complejos, y de allí la matemática toda: Kronecker, en ese sentido, enunciaba el credo del intuicionismo matemático, uno de los pivotes por los cuales pasaría la discusión siguiente.

El olvido puede deberse a necesidades de diagramación, pero la mención de dios en la tapa traiciona justamente el enunciado que pretende representar. Pero bueno, ese y la omisión de Galois son las únicas críticas para hacerle. Pues bien, he aquí el libro. A diferencia de A hombros de gigantes, los trabajos y los libros no están completos, y sería imposible, ya que el libro debería tener diez o cien mil páginas en vez de las modestas mil que tiene.

Y bueno. Un libro para tener, e indispensable para cualquier matemático que se interese por la historia de su ciencia. Una de las historias más bellas del mundo.

jueves, 16 de diciembre de 2010

El mensaje de los árboles

DIALOGO CON JOSE ARMANDO BONINSEGNA, INGENIERO AGRONOMO
Los árboles nos cuentan una historia, una historia de cómo fue el mundo. Es entonces lógico que el jinete hipotético ate las riendas de su caballo a uno de ellos y se disponga a escuchar.
–¿Por qué no me cuenta en qué consiste su trabajo?
–Porque es difícil.
–Bueno, empiece y vamos viendo.
–¿Cómo puedo hacer para explicárselo simplemente? Bueno, le diría, para empezar, que soy especialista en el Holoceno tardío y trato de ver todas las cuestiones relacionadas con el clima de ese período.
–¿Hace cuánto tiempo es el Holoceno tardío?
–Hace unos 2 mil años.
–¿Y qué es lo que hacen para estudiarlo?
–Utilizamos el ancho de los anillos de los árboles para determinar cuáles son las variaciones climáticas que se produjeron en ese período.

–A ver cómo es eso...
–Esta técnica tiene el nombre complejo de “dendrocronología” (dendro= árbol, cronos= tiempo, logos= conocimiento). Es una técnica relativamente sencilla y muy barata, lo cual es muy conveniente. Al poco tiempo que uno empieza a estudiar esta técnica se da cuenta de que tiene una enorme cantidad de aplicaciones. Quizás usted, que es matemático, me va a entender bien. Cuando uno puede fijar en el tiempo un fenómeno con mucha precisión, ese hecho es necesario, imprescindible y fantástico para un montón de cosas. Por ejemplo, con esta técnica puedo tomar cuadros de un pintor holandés del siglo XV o XVI y, viendo la madera, puedo fecharlo y decir si la madera sobre la que está pintada es de la época o no, determinando así si el cuadro es auténtico o no. ¿Por qué pasa eso? Porque los árboles son seres vivos y se comportan como nosotros. Cuando tienen un clima que les es favorable (temperatura, humedad, etc.), crecen un poquito más, con lo cual producen un anillo de crecimiento ancho; cuando tienen condiciones adversas, “hacen dieta” y el anillo es más pequeño. Cuando uno observa el árbol, encuentra anillos más anchos y más estrechos, que son comunes a los árboles de una región (porque el clima los afecta de la misma manera). Aparte se forma un anillo todos los años. Entonces si yo parto de la zona más externa del árbol, donde está la corteza, y empiezo a contar hacia adentro, sé cuánto tiempo vivió ese árbol; pero además puedo medir el ancho y tengo una representación de cómo fue el clima. Y tengo entonces un patrón, que es como si fuera un patrón de barra, de la región de donde provino esa madera. Esta técnica se ha aplicado para estudios del Holoceno. Hay unos árboles que son muy longevos. Una de las especies está en el Sur, cerca de Bariloche, y es el alerce. El alerce llega a vivir hasta 2500 años. Hay otros árboles que también son interesantes, como el austrocedro, que también llega a más de 1500 años vivo, o las araucarias. De manera que podemos hacer series bastante largas de lo que fue el clima. Y eso nos permite, por ejemplo, determinar la variación climática que hubo en los últimos mil años. La variación que estamos viendo es efectivamente mucho más grande que el rango de variación climática que se manejaba hasta ahora.
–¿Es verdad eso?
–Sí, claro. En la Patagonia, en los últimos mil años, nunca ha habido temperaturas tan altas como ahora. Y eso se corrobora con otro tipo de fenómenos, como el derretimiento de los glaciares, la aparición de otros insectos, los movimientos de la línea de árboles (que sube porque encuentra mejores temperaturas arriba en la montaña). Es decir que la observación de los anillos complementa otras observaciones que son, también, fundamentales.
–¿Y usted qué hace con esas mediciones?
–La información que tiene un árbol es muy variada. Una vez me pidieron que explique para niños qué era lo que hacía. A mí no se me ocurría cómo hacerlo, pero una colaboradora les preguntó a sus hijos cómo describirían el trabajo que hacíamos nosotros con los árboles. Los chicos respondieron: “Es muy fácil. Los arbolitos van a la escuela y aprenden a escribir. ¿Dónde escriben? En su panza. ¿Y cómo escriben? Con anillos. Y lo que ustedes hacen es leer todo lo que los árboles escribieron”. Y es efectivamente eso lo que hacemos: saber a partir de esos anillos si llovió o no, si hubo un incendio, si hubo una avalancha, si el suelo se movió y el árbol tuvo que crecer de otra manera para enderezarse, si hubo algún insecto que le comió parte de las hojas y le produjo una cicatriz, si hubo un terremoto. En fin: tienen un lenguaje que hay que saber leer y traducir, que es lo que nosotros hacemos. Tratamos de maximizar una señal que queremos estudiar. Es importante destacar que la técnica no es destructiva: para los árboles que están vivos se usa una herramienta especial mediante la cual se le hace un agujerito mínimo (que no le produce ningún daño al árbol). Es más o menos como hacer una biopsia.
–Retrocedamos 2 mil años. ¿Cómo era todo entonces?
–Depende de la región. Acá, en la región de Cuyo, no era muy diferente de lo que es ahora. Quizás había períodos donde la montaña tuvo más cobertura de nieve, más hielo, hubo períodos donde la temperatura fue más alta (coincidiendo con lo que pasó en otros lugares del mundo, en lo que se denomina el “óptimo medieval”). Esas temperaturas fueron muy buenas para el hombre, no sé si para el árbol. Pero para el hombre era mucho más templado y cómodo de lo que fue posteriormente, en lo que se llamó la “pequeña edad del hielo”. Acá hubo manifestaciones de esa edad, que están centradas más o menos desde 1650 hasta 1850. En ese período de 200 años tenemos en la Patagonia un período frío. En lo que respecta a la montaña acá de Mendoza hay un pequeño problemita, que es que la montaña no tiene muchos árboles. Pero sí se encuentran árboles del lado chileno, y esos árboles nos permiten ver más o menos qué pudo haber pasado de este lado de la cordillera. No se olvide que nuestra cordillera recibe su humedad viniendo desde el Pacífico, de manera que lo que ocurre en Chile, le ocurre a nuestra cordillera. Y acá sí ha habido períodos de sequía más o menos prolongados y períodos de mayor abundancia de lluvias. Lo interesante es que estos períodos están disminuyendo. Del 1900 a esta parte, la tendencia que se observa (tanto en los árboles como en otros proxy) es que la precipitación está bajando.
–¿Por qué?
–Uno de los problemas puede ser el cambio climático.
–¿Pero desde 1900? ¿No es un poco temprano para hablar de cambio climático?
–Hay dos cosas que se superponen en el cambio climático. Una es la variabilidad natural y la otra es el efecto antropogénico. Separar ambas señales no es una tarea fácil. Uno tiene la tendencia a decir que el cambio es más visible en la serie de temperaturas que en la serie de precipitaciones. La serie de precipitaciones puede tener varios otros motivos, como por ejemplo la acción diferencial de algún forzante climático...
–¿Qué es un forzante climático?
–Un forzante climático es alguna condición que obliga al clima a cambiar. Un forzante son las corrientes del Niño o la Niña: esa condición atmosférica hace que la variación climática aumente. Hay otro forzante, que es la oscilación decadal del Pacífico. Es una modulación del Niño y produce una señal que puede verse en los caudales de nuestros ríos, en los anillos de árboles. Tiene un centrado de cerca de 30 años. Tampoco podemos descartar las influencias solares.
–Antes habló de “proxy”. ¿Qué es eso?
–Llamamos así a aquellos datos que, si bien no son exactamente climáticos, representan un poco el clima. No son datos instrumentales, no se pueden cuantificar del mismo modo que otros. Hay varios: los corales, los testigos de hielo que se toman en la Antártida, las estalactitas, que tienen depósitos calcáreos donde quedan fijados isótopos del agua y del oxígeno...
–En Mendoza es más o menos igual el clima. ¿Y en el Sur?
–Más al Sur se ve mejor la variación de la “pequeña edad del hielo” y del máximo medieval.
–¿Qué fue el máximo medieval?
–Un máximo de temperatura, que se dio alrededor del 1000 o el 1200.
–¿Y con relación a hace 2 mil años?
–No hubo demasiadas variaciones. Para encontrar variaciones más importantes hay que irse más atrás. Pero eso no lo podemos hacer porque no nos da el árbol.
Informe: Nicolás Olszevicki.

martes, 14 de diciembre de 2010

La Dama de la Torre: capítulo 40

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CAPITULO 40

Los tres anticuarios estaban reunidos en el centro de un patio tradicional. Frente a la proliferación de los malvones, parecían minúsculos, adquirían densidad conspirativa, aunque atenuada por cierto aspecto abogadil, de escribanía. Los cabellos negros y el atildado clavel del anticuario joven se confundían casi con el pelo entrecano del vicedecano Jauretche Saint Simón y con los matices cotidianos del decano Simón de Indias. Revisaban, con la lentitud con que sólo pueden hacerlo seis pares de ojos, un papel cubierto de signos, donde constaba el flujo de maquinaria fúnebre que partiendo de las bocas de expendio de antigüedades se difundía por la ciudad. Nadie dudaba de que se trataba del gran negocio del día.

-Al no tener ataúdes- dijo Simón de Indias apenas nos vio la gente compra maquinaria fúnebre.

-Sin embargo, los circuitos están desorganizados, dijo el vicedecano, adicto a la clase media.

- ¿Por que están desorganizados? -pregunté

-Por la falta del Anticuario Mayor -se apresuró Simón de Indias temiendo una indiscreción por parte de alguno de los otros. Pero que indiscreción podía haber? Alguna indiscreción es posible? Como ustedes saben, el mundo nuestro está totalmente jerarquizado, y es difícil decir si va a sobrevivir a una catástrofe como ésta.

-El Anticuario Mayor es la base y la punta de la pirámide -dijo el anticuario joven, obsequioso, con el tonito irritante de San Telmo.

-¿Y donde está el Anticuario Mayor?

Los tres anticuarios se encogieron de hombros al mismo tiempo. Más que admitir que no lo sabían, decían que preferían no saberlo. Era un gesto harto elocuente, pero agregaba muy poca información.

- ¿Y quién lo reemplaza?

-Es imposible reemplazarlo dijo Jauretche Saint Simón cada Anticuario Mayor elige al que ha de sucederle, y la elección es íntima y secreta. A la muerte, desaparición, renuncia o abdicación de un Anticuario Mayor, se revela, de algún modo, el nombre del siguiente.

- ¿La asamblea de anticuarios? probé.

Retrocedieron horrorizados Me extraña lo que usted dice intervino el vicedecano -un nombramiento de ese tipo tiene que provenir de un poder más sólido que el del consenso que, como se sabe, es mudable en forma absoluta. El cargo de Anticuario Mayor participa de la esencia misma del poder, si es que no constituye su fuente.

- ¿Pero no estaban aquí reunidos para tratar de encontrarlo?

-Por supuesto que no -dijo Jauretche Saint Simón esto es simplemente una reunión de negocios, no una asamblea de política de antigüedades.

-Sin embargo, ustedes están tratando de introducir, o de dirigir el fluir de maquinaria fúnebre en el mercado mi voz tenia un deliberado matiz de acusación. Era una acusación abstracta, lanzada al azar, a la búsqueda de un delito o una culpa a la que aferrarse.

-La maquinaria fúnebre se introduce sola se defendió el decano sigue naturalmente los caminos necrofílicos de la sociedad y más los de una sociedad completamente perpleja por la falta de ataúdes.

-Faltan ataúdes -explicó, relamido, como si hiciera falta, el anticuario joven

-Que son un ingrediente esencial para la clase media -arguyó con un toque de temor el vicedecano El ataúd, para los sectores recién llegados, o todavía colgados del consumo masivo, o por lo menos de las franjas más banales del consumo masivo, funciona casi como un aparato electrodoméstico.

-Con los falsos atributos de la inmortalidad -completó Simón de Indias- ya que la clase media considera que el ataúd es eterno, como ella misma, pero al mismo tiempo sabe que es efímero, como ella misma. Improductivo, estéril, burocrático. Como ella misma.

"La clase media ve su propia imagen en el ataúd, que es una especie de fetiche, de totem, al que rechazan, pero sin el cual no pueden vivir. Por eso son las clases medias las que mas se oponen a la cremación, o cuando no se pueden oponer, tratan de retardarla lo más posible. Usted sabrá de las prácticas cementeriles en épocas normales. Se entierra, se esperan cinco años, se desentierra y se crema. Y el ataúd, que es lo más grave, en tanto, se pierde. La clase media no puede construir bóvedas, no tiene acceso a los panteones. A duras penas alcanza los country clubs."

-Los country clubs son más atractivos que las bóvedas comenté.- Especialmente para los fines de semana.

-Los fines de semana son espurios, pasajeros. Duran poco.

-Aunque se repitan -dijo el anticuario joven.

-Exactamente siguió el decano y entonces, a la clase media,¿qué le queda? ¿Qué tiene la clase media? Solo empleos. Empleos públicos, en la docencia, en la medicina, o si no, son profesionales liberales: contadores, psicoanalistas, ingenieros, médicos y alguna otra cosa que me estaré olvidando. También son comerciantes. Como usted ve, es muy poco. No vale nada. Y entonces, cuando no tienen ataúdes, que les queda por hacer? Comprar maquinaria fúnebre.

-Obviamente dijo el anticuario joven, obviamente.

-Así es completó el vicedecano.

-Y ¿dónde está el Anticuario Mayor? insistí. -Ustedes tienen que saberlo.

- ¿Nosotros? se asombro Jauretche Saint-Simón Como podríamos saberlo justamente nosotros, que somos inferiores a el. Nosotros también lo estamos buscando. Sin él, somos como huérfanos.

- Pero por qué no me sugieren aunque sea un lugar donde buscarlo?

- Porque es imposible dijo el Decano. En el mundo de las antigüedades, todo es aleatorio. En la calle se escuchó el sigiloso cerrarse de la puerta de un automóvil. A través de la reja vi la silueta inequívoca y azulada de un coche policial. La lógica joven comenzó a mover los brazos como aspas de molino. El peligro era inmediato.

- ¿Hay alguna puerta falsa? pregunté.

- Salgan por aquí dijo Jauretche Saint Simón, señalándonos un mueble estrafalario y complicado que se apoyaba sobre una de las paredes del patio. Era un armonio vaticano del siglo XIII, lleno de divisiones y tablillas. Sacando uno de los cajones se accedía a un túnel de mampostería que atravesamos como un rayo, para aparecer en un baldío, donde se acumulaban, como al descuido, las basuras, las personas y los perros.

Apreté la mano de la lógica joven. -Vamos dije. Nuestra próxima parada es la embajada de Inglaterra.

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jueves, 9 de diciembre de 2010

La vida privada de las vinchucas

DIALOGO CON BEATRIZ SETTEMBRINI, DOCTORA EN CIENCIAS BIOLOGICAS
Al jinete hipotético nunca lo picó una vinchuca, pero son tan largos sus itinerarios que tiene miedo de que le pique una. Quizá lo que le contó Beatriz Settembrini (que nada tiene que ver con el personaje de La montaña mágica) contribuya a calmarlo.

–Me dijeron que usted es bióloga...
–Sí, eso dicen, pero es verdad. Soy doctora en Ciencias Biológicas por la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA.
–¿Y qué hace acá en el Museo Bernardino Rivadavia?
–Estoy en la división Entomología y trabajo con vinchucas. Empezamos a trabajar con el sistema nervioso de esos insectos, porque era un área no explorada. Y como yo tenía un background por haber trabajado con el sistema nervioso de los mamíferos durante mis primeros años de investigación, consideré que era un modelo importante para explorar, sobre todo por tratarse de un área en la cual había vacancia en nuestro país. Al inicio de mi carrera, en el ’84, fui becaria de un investigador inglés y trabajé en comportamiento de vinchucas, algo que no implicaba tanto meterse adentro del bicho. Después de mi beca post-doctoral en Italia, seguí trabajando con las vinchucas, pero desde adentro. Y fue como comenzar de cero, empezando a conocer dónde estaba el sistema nervioso central, el cerebro, cómo eran los nervios y cómo estaba organizado todo eso. Empecé por utilizar técnicas morfológicas, para conocer la histoarquitectura...

martes, 7 de diciembre de 2010

Sorpresas invisibles

Felizmente, no hemos llegado a conocer el universo cabalmente –o por lo menos tan cabalmente como se creía hace un tiempo– y aparecen nuevas sorpresas que ponen a la cosmología en permanente estado de excitación: al fin y al cabo, saberlo todo no es muy interesante y sólo deja resquicios para investigaciones de detalle, a la espera de que todo cambie y alguna de las teorías centrales se derrumbe y haya un cambio de paradigma, como le gustaría al bueno de Thomas S. Kuhn.

Cuando se descubrió la radiación de fondo, que data de 380 mil años después del Big Bang, del momento remoto en que se desacoplaron materia y radiación, el modelo standard pareció estar terminado; luego, las dificultades que aparecían en el universo tempranísimo y que no encajaban exactamente fueron arregladas con la teoría de la inflación de Alan Guth –una solución que tiene cierto tufillo ad-hoc–.

Mientras tanto, se lograba una descripción del universo a gran escala: un conjunto de cúmulos de galaxias organizadas en filamentos que encerraban vacíos insondables donde reinaba la nada que hubiera aterrorizado a Aristóteles o a Descartes.

Y todo en acelerada expansión, con un horizonte que se agranda a la velocidad de la luz.

Pero ahora aparecen nuevos elementos sobre cuya identidad y naturaleza se tienen pocas pistas: la materia oscura (la semana pasada se difundió una fotografía que parece dar evidencias de su real existencia como un halo alrededor de una galaxia), la energía oscura, vinculada a la “constante cosmológica”, ese término que Einstein introdujo en las ecuaciones de la relatividad general para lograr un universo estático e inamovible, y sobre todo ese desenganche entre la relatividad general y la cuántica, que no logran unificarse y que hace que los cosmólogos se muevan sin teoría –o por lo menos sin teoría confiable– y que por otro lado se extravíen por los caminos de la imaginación tratando de unificarlas, como se extravió José Arcadio Buendía por los senderos de una ciénaga que se cerraba detrás de él, mientras sus pies se hundían en el fango, o en el lodo de la inteligencia.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Antropología y etnografía de la salud

 DIALOGO CON MARIA EPELE, ANTROPOLOGA, INVESTIGADORA DEL CONICET

Al jinete hipotético le gusta el método etnográfico: cree que esa historia de mimetizarse con el otro, o por lo menos parecerse, y entrar en circuitos sociales extraños, con actores diferentes, produce una particular excitación. De eso se trata en este diálogo.

–Usted es antropóloga social y se especializa en temas de salud, ¿verdad? Y hace muy poquito publicó el libro Sujetar por la herida, una etnografía sobre drogas, pobreza y salud.
–Sí, ésa es mi especialidad. La perspectiva de salud que yo tengo es abordar los temas de salud desde los modos sociales de producción de los malestares, del sufrimiento, de la enfermedad. He trabajado con muchos temas, muchos problemas diferentes (género, sexualidad, uso de drogas), a veces en instituciones, a veces en barrios, con distintas metodologías.

martes, 30 de noviembre de 2010

La Dama de la Torre: capítulo 39

>>Ir al capítulo 38

CAPITULO 39

Desvaída, la Dama de la Torre esta perdiendo sus colores originales. Parece no decidirse entre el desmayo y la exasperación, la neurótica exaltación de lo vital. A su lado, el famoso bandido otea un horizonte sin concesiones, quebrado permanentemente por las altas torres de la ciudad que el soñó llena de cúpulas. Donde estuvo el error? Sucesos catastróficos deberían avecinarse, dada la rigidez del género, y su estricto sometimiento a reglas y convenciones. Sin embargo, solo ven callejuelas donde pensaron avenidas, miserables cuartos de hotel donde adivinaban lujosas y tétricas suites regias. Desembarcaron en una ciudad que imaginaban, y se encontraron en una ciudad cualquiera. No advierten siquiera que el cruel Sir Antony Parsons desembarcó tras ellos. Qué harán ahora?


Automáticamente, la Dama de la Torre piensa en huir. Acaso no ha huído siempre? Acaso no la han oprimido de manera sucesiva y monótona el pomposo caballero Guillaume de la Tour, Leontino Melazzi,el florido corteggiano, el peligroso ermitaño y ahora el terrible Bairoletto? Hacia dónde se inclinará Lady Chevesley? Hacia dónde se inclina Buenos Aires, que oscila peligrosamente entre lo normal y lo sórdido? Multitudes elementales y leves se pasean, distraídas, contemplando vidrieras donde se ofrecen artículos de exportación. Carromatos de cadáveres desnudos giran en torno a las estatuas, en una ronda sin fin. Puede observarse (cualquier observador con un mínimo sentido crítico lo haría) que no tienen a donde dirigirse. De donde pueden deducirse cementerios colmados, nichos que no dan mas, bóvedas abarrotadas, o, mejor, que la misma situación, que la medula misma del problema ha sido vulnerada, y no le queda mas, ahora, que reproducirse, que obedecer a la obsesiva mecánica de la repetición.

Lady Chevesley está desconcertada: no sabe cómo restablecer la acción, que para ella es solo huída, impulsos sucesivos que la arrancaron de la Torre y la arrastraron a la fortaleza de L'Arbre sur l'Oise, a la Ermita, o a las fértiles llanuras italianas que los bandoleros cruzaban utilizando las indudables ventajas de la exhalación. Las calles como fosos y las torres la sumen en una ensoñación extravagante :cree, por un momento, haber regresado a la Plataforma de Elsinore, el rio le parece el mar, las barrancas le parecen escaleras por donde Sir Antony Parsons asciende, al acecho. Ignora que el, efectivamente, esta al acecho, resguardado, oculto, por la estructura casi ósea de la calle que los envuelve. La Dama de la Torre cree estar frente a un castillo, pero se trata tan solo de un antiguo caserón. Lady Chevesley no conoce esta palabra, este aumentativo insólito, despectivo, y a la vez con cierta solemne nostalgia. El terrible Bairoletto, por su parte, nunca le ha dado demasiada importancia a las palabras. Caserón, casita, casa, para el son sinónimos. La calle se desenvuelve sin tráfico, asolada por la quietud. Las casas se alinean como soldados de un ejercito que adivinara de antemano su derrota, y los árboles se ciernen sobre ellas como oficiales de alta graduación. Qué harán, qué harán ahora? Por un instante, se quedan quietos, sin decidirse a entrar.

Y así están: ella acurrucada, como un ser indefenso que se prepara para lo imposible. El, inmune como el delito, y como el delito, esencial, inclinado levemente hacia adelante, en una actitud elíptica, que quiere ser fugaz, y que sin embargo, se sabe decisiva.



Pero aunque no lo saben, es una trampa, o mejor dicho, un nudo de la memoria: cómo reestablecerán la acción? Por qué se han atascado los mecanismos de la novela? A qué se debe esta mudanza del tiempo en un lugar donde el tiempo nunca pasa? O es que como Lady Chevesley oscuramente intuye, el tiempo pasa sin transcurrir?

Y cuando el nudo se deshaga, tendrán que separarse.

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jueves, 25 de noviembre de 2010

Laberintos y neuronas

DIALOGO CON LORENA RELA, DOCTORA EN BIOLOGIA

 El cerebro es la parte del cuerpo que menos conocemos y que presenta enigmas nada fáciles de solucionar. Lorena Rela cuenta sus estudios sobre neurogénesis y la formación de circuitos neuronales.

–Usted es doctora en Biología y volvió con el programa de repatriación... ¿por qué no me cuenta por qué volvió? Cambié, como ve, mi clásica pregunta inicial. Esta no es una pregunta fácil, como la clásica “¿qué hace?”, porque volver no es fácil.
–Contarle qué hago tampoco... En mi caso, de todos modos, es mucho más fácil contarle por qué volví que lo que hago. Porque yo nunca me fui con intención de quedarme afuera. De hecho, fue difícil la decisión de irse, tuvimos que sopesar demasiado, con mi pareja, las ventajas entre irse y quedarse.

martes, 23 de noviembre de 2010

La ciencia en Argentina y Una gloria silenciosa

Una gloria silenciosa. Dos siglos de ciencia en la Argentina. Miguel de Asúa Libros de El Zorzal, 311 páginas










Es muy posible que sean los aires del Bicentenario, pero lo cierto es que la publicación de dos textos como los que comento aquí fueron más que oportunos. Comento, bueno, no exactamente, lo principal es decir que se empieza a cerrar el bache historiográfico que rodea a la historia de la ciencia en Argentina desde, si no me equivoco, los antiguos libros de José Babini: el libro de Miguel de Asúa es un exitoso intento, al que, supongo, seguirán otros, más ambiciosos y profundizando más y más.

La ciencia en la Argentina. Un proyecto inconcluso (1930-2000). Diego Hurtado Edhasa, 244 páginas
 
En cuanto al libro de Diego Hurtado, qué decir: es una historia de la ciencia y los proyectos científicos (inconclusa, como dice el título), donde se reflejan los sucesivos fracasos en el intento de construir la “Big Science” por estos parajes, debido a los avatares políticos que sufrió nuestro país. Hurtado hace una historia que pivotea sobre lo institucional y lo social, sobre las relaciones entre la periferia del mundo desarrollado y el centro mismo.
Es de esperar que haya uno, dos, tres, mil libros excelentes como éstos, que indaguen en las causas de nuestros reiterados fracasos y nuestros modestos éxitos.
En todo caso, dos libros imprescindibles

viernes, 19 de noviembre de 2010

Una voz en el teléfono



Las ventas telefónicas se han convertido en una nueva forma de vida, en una dimensión existencial diferente, que jamás hubiera soñado un hombre medieval. Cuando alguien te llama para venderte algo, te saluda por tu nombre de pila, emite un inesperado arrullo y arremete ofreciéndote la felicidad por pocos pesos, comprendés por fin que el mundo te quiere y que la tan mentada soledad del sujeto posmoderno no es más que una patraña académica. Pero no siempre uno se da cuenta.

–¿Hablo con Leonardo? –me preguntó una voz.

–Sí, naturalmente, ya que llamó a mi teléfono.

–Mirá –dijo la voz–, habla Yanina, del cementerio tal y tal, y estoy ofreciendo parcelas a precios módicos.

–La verdad es que no tenía pensado morirme a muy corto plazo.

–Me imagino –dijo Yanina con una risa medio tonta–, pero podrías suicidarte.

–Mirá, no lo había pensado –dije, y era verdad.

–¿No considerarías la posibilidad? –dijo Yanina–. Justamente tenemos un kit de suicidio perfecto, indoloro, rápido, y si comprás la parcela, te lo bonificamos. No tenés que pagar ni un peso.

Lo del kit sonaba interesante, pero no me dejé tentar.

–No –dije con firmeza, y Yanina cambió de estrategia:

–Pero yo te ofrezco una parcela, no un entierro. Justamente, podés pagarla a largo plazo y así cuando te mueras tenés el problema solucionado.

–Y decíme –pregunté–. Yo tengo una familia tipo. ¿Hacen descuentos?

–¡Por supuesto! –me contestó Yanina–. Tenemos tumbas familiares, con dos lugares para adultos y dos para niños.... imagináte que te estrellás con el auto y muere toda su familia.

–No tengo auto...

–Bueno, un avión.... un helicóptero...

–...

–Una guerra atómica...

–Pero decíme. ¿Vos pensás que si hay una guerra atómica alguien se va a preocupar por el lugar donde lo entierran?

–No lo sé –dijo Yanina, que obviamente no había calculado el caso–. Si querés, te llamo la semana que viene.

–La semana que viene me mudo a Tailandia.

–Te llamo a Tailandia, no te preocupes, allí tenemos sucursales....

–Bueno –dije.

–Te llamo la semana que viene.

Pero a los pocos días me empecé a preocupar. ¿Y si de repente sí se me ocurre suicidarme? ¿Y si me atropella un caballo y me pisotea la cabeza? ¿Y si un elefante enfurecido me ataca en mi próxima expedición al Africa? Sin hablar de las enfermedades rápidas o lentas, de un ataque terrorista, bombardeos, guerras... La verdad, decidí, había sido injusto con la pobre Yanina, me había portado asquerosamente con alguien que sólo me había dado amor y simpatía y que se había ofrecido generosamente para ayudarme.

Pero, ¿cómo encontrarla? Quería pedirle perdón, estaba dispuesto a comprar tumbas para mí, para todos mis amigos, y aun para mis enemigos (deseando, en este caso, que se llenaran cuanto antes). ¿Y Yanina? ¿Tendría ya su tumba asegurada? Pero Yanina se había desvanecido en el más allá.

Poco después me llamaron para ofrecerme un caballo de carrera, una operación de vesícula, una cuenta de banco que me permitía comprar un helicóptero si se me ocurría, y al mismo tiempo asistir a las reuniones de la alta sociedad, un reloj tallado en un solo diamante, un cuadro falso de la Virgen de las Rocas exactamente igual al que aparece en El código Da Vinci... decía, con remordimiento, que no, y preguntaba por Yanina.

Me ofrecieron una manzana envenenada para librarme de amigos o enemigos molestos (no de vendedores, desde ya, ya que ellos hacen todo por teléfono). La verdad es que lo de la manzana envenenada me interesó (pensé en Blancanieves, en Eva, en Guillermo Tell), y compré un kilo. Debo reconocer que tuvo un éxito impresionante: me liberé de mi mejor amigo, de varios alumnos molestos, de un ex pasante cargoso, de una tía que me dejó una herencia interesante. También compré tubos de oxígeno, nitrógeno líquido, un quirófano, un frasco de formol que contenía un nudillo de las robadas manos de Perón, una momia apócrifa de Tutankamón... pero detrás de cada compra, detrás de cada respuesta a cada vendedor o vendedora me roía la nostalgia y la culpa y preguntaba si conocían a Yanina. Ella había sido, al fin de cuentas, mi única amiga, la que primero me había llamado, la que mejor me había comprendido y querido en este desgraciado mundo.

Pero nadie sabía nada de Yanina. Nadie había oído hablar de ella. ¿No habría sido un fantasma? Al fin y al cabo vendía cosas relacionadas con el otro mundo.

Hasta que un día: –Habla Yanina –dijo la voz en el teléfono.

–¡Yanina! –dije, sin poder creer en mi suerte–, ¡al fin! ¡Te compro el cementerio entero, con el kit de suicidio incluido!

–Ah –dijo Yanina–, pero es que ahora ya no vendo tumbas, sino un jarabe que te garantiza una vida eterna y plena.

Me quedé desconcertado ante la magnitud de la traición.

–¿Cómo pudiste hacer algo así?

No se inmutó.

–El jarabe viene con un manual de yoga para mantener el equilibrio emocional y un curso de fakir para caminar sobre el fuego sin cargo.

–¿Entonces no era por mí que lo hacías? –pregunté, incrédulo–, ¿entonces no te importaba nada mi última morada?

–¡Vivir para siempre! –exclamó Yanina–, ¿te imaginás? El jarabe es seguro y no puede fallar y hacemos descuentos familiares y por cantidad.

Colgué el teléfono sin despedirme y corté el cable con una motosierra comprada poco antes. ¡Entonces no era verdad! ¡Era todo mentira! ¡Yanina me había engañado y yo no le importaba nada! ¡Sólo la guiaba un burdo interés comercial!

Me quedé sentado largo rato contemplando el inmenso vacío de una vida sin compras telefónicas. Y lo peor es que ni siquiera podía suicidarme de desesperación porque no me había asegurado mi parcela.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Vida y conservación de las lenguas

 ENTREVISTA A ANA CAROLINA HETCH, ANTROPOLOGA SOCIAL POR LA UBA, DOCTORA E INVESTIGADORA DEL CONICET


¿Se deben conservar las lenguas locales? ¿Y por qué? Para averiguarlo, el jinete hipotético conversó con una especialista en el asunto, que estudia justamente ese problema.

–¿En qué trabaja?
–En temas de antropología lingüística y educación intercultural bilingüe. Dentro de la antropología lingüística, trabajo con las lenguas indígenas en la Argentina. Es un tema un poco desconocido en general: la gente no sabe que hay muchas lenguas indígenas habladas que permanecen muy vigentes hoy en día...
–También hay muchas que se perdieron, ¿no?
–Sí, claro. Además es un tema que está medio de moda a nivel mundial: el de las lenguas amenazadas. Yo trabajo con la lengua toba, que es una lengua de la familia waicurú de la zona del Gran Chaco; una comunidad que migró y está acá en la provincia de Buenos Aires.
–¿Y hablan o entienden?
–Yo trabajé allí con los niños de esa comunidad toba migrante donde justamente lo que pasa es que entienden la lengua, pero no la hablan.

lunes, 15 de noviembre de 2010

La Dama de la Torre: capítulo 38

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CAPITULO 38

El Abasto ya no es lo que era. No solo no es lo que era cuando el Jefe de Policía, entonces un ambicioso teniente en ascenso, lo vigilaba y sostenía ocasionales partidas de billar con el temido Bairoletto. En este preciso instante de la historia y la literatura, tampoco es lo que era hace algunos meses, o unos pocos años, con su paisaje tropical de fruta podrida pisoteada en las veredas, y esos sórdidos camiones entrando y saliendo con la basura que mas tarde consumirá la ciudad. El enorme edificio muerto esta en el limite justo, del recuerdo, y corre el riesgo mas grande que les cabe a los objetos : transformarse en literatura. El Comisario Inspector encontró, sin embargo, un bar cuasi deforme, sobre el que no se han precipitado aun los nuevos tiempos en que el Abasto será una parodia de San Telmo, que a su vez es una parodia de quien sabe qué. Aquí hay aun una escarcha de grasa fría que recubre las paredes, como una tela verdosa e inmunda que les sirve de tapizado. Aquí estaremos bien ocultos? Aquí estará segura la lógica joven, en territorios que, con toda probabilidad, el Jefe de Policía no intentará rastrillar en busca de lógicos escondidos ? Hasta las moscas, que antes pululaban sobre mares de verdura, se han ido. Qué hacemos nosotros aquí, entonces: Obedecemos a la fuerza de la costumbre, al fluir del peor de los vicios humanos : la novela.

-Tenemos que trazar un plan de acción digo, después de que el mozo depositó nuestros cafés sobre la mesa.El mozo me parece inhumano y es que,en verdad, lo es.Proviene de una época que acaba de perecer,y con toda probabilidad,pereció con ella,ya que no será capaz de adaptarse a los nuevos tiempos Tenemos que encontrar al autor de todo esto antes de que el Jefe de Policía la encuentre a ella La lógica joven entrelazó los brazos en una trenza perfecta Por empezar,me gustaría investigar la misteriosa conexión telefónica entre la finca del Anticuario Mayor y el barrio de los ataúdes.Estoy convencido de que era Avelino Andrade el que atendió el teléfono.Ese hilo de investigación puede llevarnos hasta donde tienen oculto al Anticuario Mayor .

-O a su cadáver dijo el Comisario Inspector

- Usted piensa que lo asesinaron?

-Podría ser.No descartemos la hipótesis de que,una vez terminados los lógicos, se la agarren con los anticuarios.Por otra parte, de que utilidad puede serle a nadie el Anticuario Mayor? No sirve para nada en los espacios abiertos.

-Justamente por eso sostengo que esta secuestrado.En una celda pequeña.

-Touché admitió el Comisario Inspector ,con bastante indiferencia Además,admito que el asesinato del Anticuario Mayor es una catástrofe demasiado grande como para imaginársela,lo cual es un buen argumento para que no haya ocurrido.Bien. Y entonces? Qué propone usted?

-Primero,ubicar a Avelino Andrade y averiguar qué pasó con el sindicato combativo.En una de esas,el sindicato combativo secuestró al Anticuario Mayor.

-No lo creo -dijo el comisario inspector los sindicalistas combativos no suelen secuestrar anticuarios.

-También sugiero una charla con el presidente de la cámara de fabricantes de ataúdes.Tercero, rastrear los negocios de antigüedades,para ver el impacto que la desaparición del Anticuario Mayor produjo en el mercado.Allí bien puede haber otra pista.Y,last but not least, con el embajador inglés.

-En ese orden?

-No necesariamente- admití.- Incluso podríamos dividirnos la tarea y mantenernos comunicados por teléfono.

-Los teléfonos no son muy de confiar hoy en día,pero igual.Esta bien.yo me encargo de Avelino Andrade y del traficante de ataúdes. Usted de los anticuarios y del embajador de Inglaterra.Y mientras voy de un lado a otro, seguiré leyendo La Dama de la Torre .

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jueves, 11 de noviembre de 2010

Entre los metales y la pared

ENTREVISTA A JOSE OLABE, PROFESOR DE LA FACULTAD DE CIENCIAS EXACTAS, INVESTIGADOR DEL CONICET
 Esta vez al jinete hipotético le costó bastante seguir el diálogo, perdido entre metales, ligaduras, ligandos, ligantes y otras yerbas químicas. Necesitó mucha paciencia para abrirse camino en el mundo invisible de los átomos y las moléculas.

–Usted se dedica a la química de coordinación, según tengo anotado acá..., ¿qué es eso? ¿Coordinación de qué?
–Yo adopto la química de un grupo específico de materiales: los metales de transición. Son aquellos que están en la zona del medio de la tabla periódica. Son un conjunto grande de sustancias que tienen como particularidad estructuras electrónicas definidas por la ocupación de un tipo particular de orbitales (que no son los que están en juego en los metales convencionales como el sodio o el calcio). Hay varias series: los más abundantes son los de la primera serie...

martes, 9 de noviembre de 2010

Globalización


La globalización del mar Mediterráneo, que Roma logró imponer hacia el siglo I de nuestra era, fue un proceso arduo y lento. Al fin y al cabo, la que alguna vez sería “ciudad eterna” nació como un grupo de chozas dispersas en siete colinas alrededor de pantanos miserables; una pequeña población de campesinos que tomó buena parte de su cultura de la poderosa y rica Etruria, ubicada justo al norte, y que cada tanto la invadía y la conquistaba. Roma necesitó varios siglos para unificar Italia (ocupando la “madre patria” etrusca y las ciudades griegas del sur) y convertirse en una potencia del Mediterráneo occidental.

Y un siglo más en derrotar a la potencia rival, Cartago, y aniquilarla de una manera tan absoluta y radical que nunca pudo resurgir de sus ruinas. En los dos siglos que siguieron, el imperio se redondeó (literalmente) con lo que hoy se conoce como Inglaterra, Francia, España, Marruecos, Libia, Egipto, Israel, El Líbano, Siria, parte de lo que hoy es Turquía y la península balcánica hasta que el Mediterráneo (limpiado de piratas en la época de Augusto) pudo ser pomposamente denominado “mare nostrum”. Hacia finales del siglo I la política expansiva estaba terminada (salvo algunos intentos que sólo dieron como resultado desastres militares) y se había constituido una frontera sólida, el limes, que recorría los ríos Rin y Danubio, y en Africa, hacia el sur, el desierto del Sahara. Roma se protegía con fronteras naturales de los pueblos “bárbaros” que trataban de introducirse en el imperio, atraídos por su riqueza y las posibilidades de desarrollo que ofrecía. La frontera, desde ya, siempre fue porosa, pero la filtración estaba rigurosamente controlada mediante un rosario de estados tapón, aliados o vasallos que actuaban como una especie de fuelle frente a la presión de tribus que provenían del norte de Europa o del Asia central.

Lo cierto es que al promediar la dinastía de los Antoninos (96-180), y muy especialmente durante el reinado del gran Adriano (117-138), el Imperio alcanza su máximo esplendor y riqueza. Adriano se retira de las zonas indefendibles, establece tratados con los reinos inconquistables como el de los partos, refuerza el sistema de estados tapón y construye una muralla que atraviesa toda Inglaterra para sellar la frontera frente a las tribus escocesas que presionaban sobre las ciudades romanas. El Imperio se convierte así en una sólida unidad política, económica y cultural, con líneas de comercio que se extienden hasta la India y China misma, y desde ya, un tráfico intenso con las tribus bárbaras o semibárbaras limítrofes, cuyos jefes, admiradores de la cultura y el esplendor romano, solían, dicho sea de paso, enviar a sus hijos a formarse en Roma, del mismo modo que los aristócratas romanos mandaban a los suyos a estudiar a Atenas.

La globalización romana respetaba tradiciones, idiomas, gobiernos y hasta monedas, leyes y religiones locales, siempre y cuando no entraran en conflicto abierto con el poder central: en ese caso la invasión, ocupación y castigo eran inmediatos y devastadores y las legiones se encargaban de reestablecer rápidamente las libertades romanas.

Sin embargo, había procesos de fondo que minaban lentamente la salud del Imperio. La frontera, aunque no se lograba forzar (y no se logró hasta el año 410), era mucho más porosa de lo que se advertía y permanentemente los habitantes de los estados fronterizos se establecían cerca del limes, y en muchos casos en la misma Roma. El fin de la política de expansión externa (que implicaba escasez de esclavos) ofrecía mucho lugar para quienes quisieran encargarse del trabajo sucio o despreciable.

Por otra parte, la política de reclutamiento de los ejércitos empezó a variar lentamente con la progresiva incorporación de elementos “bárbaros”, muy dispuestos a elegir ese camino fácil hacia la ciudadanía. Ayudados, claro está, por el hecho de que los propios ciudadanos, con el aumento de la riqueza general, no tenían muchas ganas de aguantarse veinte años de milicia para retirarse a un lote de tierra y practicar los consejos de Virgilio. La misma guardia pretoriana, cohorte personal del emperador, llegó a estar constituida por dacios o ilirios, que no tenían mucho inconveniente en imponer un emperador de su propio origen a cambio de promesas de dinero más o menos pasibles de ser cumplidas.

Además, las tropas estacionadas en el limes, que poco a poco empezaron a reclutarse entre las poblaciones locales (de un lado y otro de la frontera), tenían de hecho una relación mucho más directa con los habitantes allende la frontera que con el centro de poder imperial; mal podían ejercer hasta el fin su misión represiva. La pavorosa crisis interna del siglo III, en la que las luchas civiles amenazaron con desintegrar todo, reforzó estos procesos y convirtió al Imperio en una enorme isla de riqueza defendida por ejércitos más ligados a sus connacionales de afuera que a la perduración de Roma.

Así y todo, Roma tiró cien años más, usando todo tipo de recursos: entre ellos una religión centralizada (el cristianismo); división administrativa, sustitución del emperador por dos y luego por cuatro emperadores (lo cual inexorablemente llevaba a la guerra civil), adopción de medidas de índole político-económica (fijación de los campesinos a la tierra y de los artesanos a su oficio), control de precios, devaluaciones, cesión de amplios territorios a las tribus, permitiéndoles asentarse en territorio romano como “huéspedes temporarios”, un sistema que no era sino el remate de la progresiva extranjerización de los ejércitos en los lugares de frontera.
Pero la dinámica de las poblaciones fue más fuerte que cualquier política que el Estado romano pudiera, supiera o quisiera implementar: al comenzar el siglo V, algún motivo (quizá una sequía prolongada), puso en movimiento a las tribus del Asia central, que empezaron a presionar a las vecinas y a arrojarlas sobre el Imperio. En el año 410 fue forzada la frontera del Rin, que nunca se cerraría ya del todo. Poco después, en 476, Odoacro, rey de los hérulos, tomó la capital (que ya no era Roma sino Ravena), depuso al último emperador y mandó las insignias al emperador de Bizancio. El Imperio Romano, que había dominado Occidente por quinientos años, se había terminado.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Con las células madre en la mira

DIALOGO CON RAFAEL PAGANI, LICENCIADO EN GENETICA DE LA UNAM, DOCTOR EN BIOLOGIA POR LA UBA
 A veces cabalgando, y otras veces volando como una mosca, el Jinete Hipotético sigue recorriendo los caminos de la vida, que en esta ocasión lo han llevado a la fuente original: las células madre.

Por el hipotético jinete de la nada


–Mire, yo empiezo siempre estos diálogos preguntando en qué está trabajando y mucha gente me dijo que está podrida, así que este diálogo no lo voy a empezar preguntando en qué está trabajando.
–Bueno, básicamente yo estoy llevando a cabo dos líneas de trabajo. Una que tiene que ver con aprendizaje de memoria en moscas, que es una continuación de un trabajo que estuve haciendo en el exterior. Yo descubrí un mecanismo que podríamos llamar de aprendizaje por inducción de memoria de la adulta. Era algo que estaba descripto desde 1800 pero no se conocían bases mecanísticas. La otra línea tiene que ver con el estudio del rol de las células madre en el envejecimiento.
–¿Qué le parece si, para que entre el diálogo en esta página, nos focalizamos en la segunda de las líneas?
–Me parece, me parece.

martes, 2 de noviembre de 2010

La Dama de la Torre: capítulo 37

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CAPITULO 37

Acodada en la barandilla del barco, que puede ser ya el Queen Mary, ya el Enrico C, la Dama de la Torre piensa que no hay nada mas impresionante que la construcción de la memoria. Porque al fin y al cabo, qué se puede recordar?

Una siesta veraniega, un día junto al mar. O bosques, o aromas. Muchas veces, ciudades, o caminos entre ellas, y en ese caso se recuerda solo el camino, y no lo que se ve a los costados, o el cadáver de un penitente, tendido en la cuneta, en posición fetal, y aherrojado por la pesada carga de sus cilicios. Todo esta, naturalmente, quieto. El aire parece no moverse, como si fuera una piedra traslúcida. Aquí y allá, sonidos dispersos van definiendo los límites del escenario, marcan el volumen de la escena y evitan que se desmorone sobre sí misma. Dos o tres palabras entrecortadas de tal manera que parecen susurros, llegan desde el interior de la casa. Otras, desde más atrás. Es una mansión victoriana,agobiada por el flujo ininterrumpido de una siesta densamente moral.Inevitablemente zumban insectos que han resuelto ignorar esa quietud momentánea pero obligatoria.Pero es el zumbido lo que se recuerda,no los insectos.Apenas un sonido que se desplaza invisible,y luego se disuelve en la luz monótona,inmóvil.Todo parece antiquísimo y envuelto por cierto candor,hasta los objetos mas recientes parecen cosas de la infancia.La escena,sin embargo,es compacta,esta bien armada.Incluye incluso el olor de ciertos scones que pertenecen a otra escena,que solo sucederá unas horas más tarde,y que por alguna razón,no será recordada.

Y entonces aparece el cable de la electricidad.Un cable grueso,que serpentea por el pasto y se interna en un cobertizo (que esta fuera del limite del recuerdo) para alimentar el funcionamiento de las máquinas. Y que puede tener que ver un cable con el recuerdo? Como ubicar la electricidad en la memoria? Si la memoria es solo roce,sensaciones de contacto,el puro mundo de lo mecánico,de lo absolutamente simple! No puede haber electricidad,ni cables! Todo lo moderno debe ser automáticamente excluído. Y entonces? Como deberemos fragmentar la escena , como suprimir al intruso ? Podrá Lady Chevesley borrar ese pedazo como se borra un compás de una cinta grabada? Y de todas maneras, que haremos de ahora en adelante con las máquinas? Como harán las generaciones futuras para recordar la electrónica,las computadoras,los puntos que titilan en las pantallas y que no parecen ser materia prima apropiada para el recuerdo? Se borrarán,simplemente?

 Y las electrodisipadoras? Cómo puede recordarse una electrodisipadora ? El arte de la memoria terminará siendo sólo una rama de la ingeniería ? Como es que no todo puede recordarse,y como es que no se puede dejar de recordar? los ojos de Lady Chevesley se proyectan hacia afuera,como una interrogación.

-Es que solo se recuerda lo discontinuo dice el terrible Bairoletto En el curso de mis andanza he conocido a muchas madres.Madres violadas, viudas, decapitadas, empaladas, ejecutadas de distintas formas.He matado madres con mis propias manos.En realidad,puede decirse que la carrera de un bandido famoso,no es mas que una sucesión de madres que se desvanecen en sus manos.He conocido madres amantísimas,y madres que sólo lo eran en un sentido biológico,inerte.Y todas ellas coincidían en una sola cosa : la imposibilidad de recordar a sus hijos,salvo la última imagen.La continuidad del crecimiento las desorientaba.Hay que reconocer que la fotografía ha cambiado muchas cosas,estableciendo una nueva base metafísica y física para la memoria.

-Todo esto ya lo sabíamos dijo el Comisario Inspector y no era necesario que nadie se embarcara desde Europa para explicárnoslo.El olvido como garantía de la continuidad de las especies,y la fotografía insertándose en la maternidad como el libro del doctor Spock en la puericultura."Los ciervos se olvidan de los ciervos",dice un proverbio oriental.Bueno,vamos a ver como se las arregla la memoria con el cine y las caseteras de televisión.

Acodado también en la barandilla del barco,el terrible Bairoletto se ofrece paralelo al horizonte y,en cierto sentido,a la línea del mar que el barco va dejando detrás de si.El temible bandido guarda una relación particular con el mar. Por eso lo enfrenta como un interlocutor valido,no como un hombre que de pronto se empequeñece ante el prodigio.El mar es lo indeterminado,y el celebre Bairoletto encarna lo específico : el delito,el extremo de la abstracción.Los peces,piensa,no pueden delinquir.La culpa no les pertenece,no existe entre ellos,no les es propia.La culpa es nuestra construcción,lleva nuestra marca,nosotros la fabricamos y luego la arrojamos sobre el animal,las especies indefensas,ya sea la vaca que destruye un alambrado,o el asno que de una coz rompe la frente de un idiota.Estas reflexiones lo llevaran muy lejos,de una manera u otra,hasta construir la abstracción simétrica,la ley. Como se la imagina? Encarnada en un cuerpo pequeñito,casi infantil,casi esférico. Es que puede corporizarse la ley? Y que puede hacer la ley,corporizada o no,frente al delito? Revivir el cuerpo muerto,reconstruir el objeto robado y hecho añicos,devolver la vida a la madre degollada,reemplazar el tiempo perdido? No. Y entonces,de nuevo: qué puede hacer la ley frente al delito? Casi nada : apenas cruzarse con el,como dos focos potentísimos que por un instante se enfrentan y se encandilan mutuamente.

Lady Chevesley,perpendicular al mar,se acurruca contra su amante.El barco parece moverse impulsado por el suave arrullo que se prodigan,deslizarse como un patín sobre la línea que desemboca en Buenos Aires. Por que navegan hacia allí? Una noche terriblemente española,el celebre Bairoletto soñó con una ciudad imaginaria,una ciudad desordenada,escúalida,y sin embargo,grande,donde todo era contradictorio y las cosas se sucedían,como en el sueño,sin relaciones de causalidad.Las ideas parecían rocas,inmunes al viento,o a las mareas -casi inexistentes por otra parte- de un río petrificado y sucio.No cambiaban por siglos.Y de repente,se deshacían por completo.Un día cualquiera, la ciudad borraba sus recuerdos,se despojaba de todo lastre de memoria.Y había cúpulas,millares de cúpulas escondidas entre los edificios cuadrangulares,como torres mal formadas,imitación de quién sabe qué.La cruzaban fantasías de grandeza,y había miles de mesas de billar.Era,en suma,un oscuro galimatías de cemento.Y en medio de todo aquello,solitaria y silenciosa,florecía* la flor gitana.Esa misma noche, Lady Chevesley susurró en sueños: iremos a Buenos Aires.

Pero Buenos Aires,por ahora,es solo una fantasía para Lady Chevesley: el cable eléctrico que desmoronó su recuerdo se propaga como un liquido por toda su memoria. Acaso recuerda a Sir Antony Parsons? No. Ni siquiera puede imaginar que en la bodega de ese mismo barco,viaja,subrepticiamente escondido. Cómo podrá recordarlo,entonces? Y al parsimonioso caballero Guillaume de la Tour? Tampoco. Son flashes de luz,y después,nada.Recuerda la ausencia de recuerdo,esta en un punto alejado y extraño,como suspendida sobre el mar,en el vértice de un triángulo cuyos otros dos vértices son la totalidad y la amnesia.

El mar,irisado como un relámpago,no le sirve de ayuda.El sol brilla sobre el con suma placidez,abandonando toda solemnidad astronómica para someterse a los rigores de un paisaje necesariamente estático.Esta quieto y sin embargo la distancia que lo separa del horizonte disminuye.Lady Chevesley trata de evocar la Plataforma de Elsinore donde intentó defenderse de Sir Antony Parsons.Y no puede.Trata de evocar el castillo-chalet de L'Arbre sur L'Oise,donde soportó el asedio de Guillaume de la Tour.Y no puede.Trata de recordar el festín renacentista de Leontino Melazzi,y el vivido terror de la ermita.Y no puede. Por qué no puede recordar ? Y entonces trata,por pasos sucesivos,de aproximarse a la medula de la memoria,a la pregunta que la define,que le permite separarse del pensamiento puro y flotar suspendida en él como los icebergs que cruzaron hace algunos días,la pregunta que le da forma y contenido,o más precisamente, contexto : qué es lo que se puede recordar?

El terrible Bairoletto no tiene una respuesta adecuada :lanza ideas al azar,alocadas,criminales,subliminales : las formas geométricas? Las ideas? Lo rugoso? Lo ágil? Qué colores pueden formarse con los pigmentos de la memoria ? Los recuerdos se colorean con la mezcla de tres tonos fundamentales,como la televisión? A veces piensa que lo que se piensa,es el tiempo,y lo que se recuerda,es lo que se desprende del tiempo ,que lo que se piensa,es lo continuo,y lo que se recuerda,es lo discreto. Las películas se recuerdan? Por que de pronto se recuerda algo,pero de un color diferente,y ese recuerdo no se puede modificar? En cambio,se puede pensar ese recuerdo de la manera que uno quiere.Acostumbrado a las sutiles justificaciones del delito,el terrible Bairoletto desliza al oído de Lady Chevesley estas tremendas conclusiones : lo que se recuerda es lo que se desprendió del tiempo,lo que dejo de fluir,lo que quedo a un lado,lo que permaneció sin integrarse a nada,lo que,viniendo desde el pasado,esta impedido por completo de transformarse en objeto presente. En suma, que los únicos objetos que pueden recordarse son las antigüedades.

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viernes, 29 de octubre de 2010

Sobre la filosofía de las matemáticas

ENTREVISTA AL MATEMATICO GREGORY CHAITIN
Gregory Chaitin nació en los EE.UU., pero estudió en la Argentina. El jinete hipotético tuvo una charla con él sobre la filosofía de las matemáticas. Sepa el lector que deberá forzar su atención para comprender cosas que parecen abstrusas pero que en realidad no lo son.

–No hablemos tanto del número omega, que ya está en todos lados, sino de sus posturas filosóficas sobre la matemática. Usted tiene una postura...
–Cuasi empírica, diría.

–¿Y en qué consiste una postura cuasi empírica en matemática?
–Mi enfoque es desde el punto de vista de la teoría de la información. Para mí una teoría (tanto física como matemática) lo que hace es comprimir. Comprender es comprimir. Lo que hace es comprimir hechos experimentales en una estructura más simple que los explica a todos. En el caso de la matemática es parecido: en este caso no son hechos experimentales lo que explicamos, sino hechos numéricos, y no son ecuaciones matemáticas, sino que son los axiomas de la matemática. Me parece que en ambos casos lo que hace una teoría es organizar lo que vemos en una estructura que lo hace más comprensible y nos ayuda a predecir lo que va a pasar si hacemos otros cálculos u otros experimentos. En ambos casos estoy pensando en la teoría como software, como algoritmo: en el caso de la física es un algoritmo para calcular hechos experimentales; en el caso de la matemática es más bien deducir mecánicamente consecuencias que son las consecuencias lógicas de los primeros principios. Desde este punto de vista, las dos cosas no son demasiado diferentes. Yo no veo una ruptura tan enorme entre la física y la matemática. De un lado se insiste en que las demostraciones rigurosas son una necesidad imperiosa y del otro lado el físico se contenta a veces con argumentaciones heurísticas: el físico no dice que la ecuación de Schröedinger es evidente de por sí, pero desde la matemática se insiste en que un axioma debe ser evidente de por sí. En fin: no digo que la matemática y la física son idénticas, porque eso es falso, pero creo que habría que conceder que tienen un grado de parentesco más grande que lo que se admite habitualmente.

martes, 26 de octubre de 2010

Derechos y humanos


Esto ocurrió hace un tiempo atrás. –Apareció una encuesta interesante –me dice por teléfono el director del diario–, parece que los argentinos tenemos una pésima opinión de nosotros mismos... es una encuesta de la AFIP donde dice que contratamos empleados en negro, violamos normas de tránsito, simulamos enfermedades para no ir a trabajar, no pagamos los impuestos.

–Qué infamia monstruosa –le contesté–. ¿Quién sostiene semejantes barbaridades? ¿Quién derrama esas calumnias sobre los argentinos, el mejor pueblo del mundo, el más perfecto, el único que no es pagado de sí mismo?

–Bueno... los mismos argentinos –me contesta el director– y la encuesta es de la AFIP.

–¿La AFIP? ¿Qué es la AFIP?

–La Administración Federal de Ingresos Públicos, la organización que se ocupa de los impuestos...

–¿Impuestos? –pregunté–, no entiendo... ¿qué tienen que ver los impuestos con los argentinos?

–No importa –me dijo el director del diario–, pero ¿por qué no te venís y escribís algo sobre el tema?

–Iría con gusto –le contesté– para repudiar, desmentir y destruir esas mentiras siniestras, pero ocurre que estoy un poco enfermo...

–¿Enfermo? ¿Qué tenés?

–Un virus que me tiene postrado en cama. ¿No me oís la voz?

–¡Pero si se escuchan los sonidos de una fiesta!

–Justamente –contesté–, el médico recomendó diversión, es de la corriente que sostiene que la alegría es un buen remedio, porque estimula el hipotálamo y aumenta las defensas... –pero no me gustaban los sonidos que escuchaba del otro lado del teléfono.

“Hoy en día un virus no convence a nadie...”, pensé mientras subía al coche. “Tendría que haber expuesto una enfermedad más seria, como eripsipela, que además da un aspecto asqueroso.”

El coche no arrancaba; obviamente, era un mal día. Hice señas para que alguien me empujara y también, obviamente, nadie se detuvo. Arrastré como pude el coche hasta la mitad de la calle bloqueándola completamente (ya que había coches estacionados de los dos lados e incluso algunos en doble fila). Comenzó a formarse una larguísima cola de coches que tocaban bocina y conductores que sacaban la cabeza por la ventanilla insultándome, pero yo, impertérrito. Naturalmente, nadie empujaba.

–¡Eh! –me gritó un taxista–, saque este coche de ahí o lo estrello con el mío.

–Pero escúcheme –le contesté–, ¿no ve que tengo que ir al diario para contestar una encuesta infame donde dice que los argentinos somos poco solidarios?

–¡Increíble! –contestó el taxista, atónito–. Verdaderamente increíble. Eso debe ser respondido inmediatamente. Venga, súbase al taxi.

Subí; el taxista prendió la maquinita que de entrada marcó la bajada de bandera y cinco fichas más, mientras aprovechó un hueco para subirse a la vereda y sortear mi auto.

–¿Quién dice que no somos solidarios?

–Parece que es la percepción de los mismos argentinos. Pero no sólo eso, sino que no declaramos en la aduana las cosas que traemos de afuera del país... en fin, que apelamos a todos los trucos, que no cumplimos las normas...

–No hay caso –dijo el taxista–, somos un pueblo al que nadie comprende, y por eso nos insultan, nos dicen que somos violentos... –un Peugeot intentó adelantarse; el taxista sacó un revólver y disparó sobre el conductor, cuya cabeza cayó sobre el volante bañada en sangre, mientras el auto sin dirección arrasaba con cuatro viejitas paradas en la vereda–. Y esparcen calumnias a los cuatro vientos –siguió el taxista–, ¿cómo se pretende que vengan inversiones extranjeras, si dicen todas esas barbaridades de nosotros?

Nos paró un policía.

–Escúcheme –dijo el policía–, ¿no se dio cuenta de que hace tres cuadras que viene cruzando luces rojas y que atropelló a una fila de chicos en silla de ruedas?

El taxista hizo un gesto de fastidio, sacó un billete de diez pesos y se lo entregó.

–No –dijo el policía–, de ninguna manera. Tiene que mejorar ese número.

–¿Sabe qué pasa? –le explicó el taxista–. Estamos apurados porque el señor tiene que llegar al diario para contestar una encuesta, etc. etc.. etcétera...

–¡Qué canallas! –dijo el policía–. ¡Qué criminales! Así es otra cosa. Me conformo con los diez. Lo que pasa es que como estamos en negro, tenemos que redondear... Pero vaya rápido, a desmentir esas cosas vergonzosas. ¡Reviéntelos! ¡Muéstreles que los argentinos somos derechos y humanos!

Llegamos, al fin, y me dispuse a escribir

–¿Cuántas líneas necesitás? –pregunté al director.

–Sesenta.

–¿Sesenta? ¡Pero si ya las tengo! Aquí están, y me vuelvo a la cama a disfrutar de mi enfermedad, lejos de esas atrocidades que se dicen de nosotros.

domingo, 24 de octubre de 2010

Masa Crítica

MASA CRITICA
Cambio, caos y complejidad

Philip Ball

Fondo de Cultura Económica,
557 páginas.
Personalmente, no me gustan ni la complejidad, ni los fractales, ni la teoría del caos; sería muy largo explicarlo, y este libro, escrito por el mismo autor que comenté la semana pasada, trata sobre eso. Pero lo trata de una manera muy pero muy particular: cuenta cómo históricamente se formaron los conceptos, y de qué manera esos conceptos, emanados de la física, pueden servir para comprender la sociedad (en realidad, la complejidad, ya que rechaza el caos y ¡por suerte! la teoría de catástrofes). Ahora bien: no cabe ninguna duda de que Philip Ball es un gran pero gran divulgador de la ciencia. Sus libros (tanto este como la Biografía del agua) se leen como si fueran novelas de suspenso. Puede uno estar de acuerdo o no con las cosas que plantea, pero siempre, siempre, son interesantes. Además, no son teorías de él, sino que él expone y recoge hipótesis que andan flotando en la cultura y la ciencia de nuestro tiempo con maestría, sin olvidar la historia ni la filosofía. Como dije de la Biografía del agua, altamente recomendable, en verdad.

jueves, 21 de octubre de 2010

La ciencia y la tecnología del censo

ENTREVISTA CON AUGUSTO HOSZOWSKI, MATEMATICOLos censos son herramientas clave de la sociedad que muestran la realidad de un país. Cuántos somos y quiénes somos. El Jinete Hipotético se aventura aquí en los complejos caminos del Indec.

–Le pido que se presente...

–Soy matemático, especialista en muestreo. Soy profesor de Muestreo en la Universidad Nacional de Tres de Febrero y en la sede Buenos Aires de la Universidad de Bolonia. Hace 25 años que trabajo en el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), actualmente trabajo en la Dirección de Metodología.

–¿Y a qué se dedica específicamente en el Indec?

–Actualmente la tarea que tengo es, junto con un equipo de trabajo, el desarrollo de la muestra del Censo de Población, Hogares y Viviendas 2010, que será un censo con muestra. Nuestro trabajo es el diseño de esta muestra.

–¿Cuándo será el censo?

–El próximo miércoles 27 de octubre.

martes, 19 de octubre de 2010

La Dama de la Torre: capítulo 36

 >>Ir al capítulo 35

CAPITULO 36

La lógica joven se ha deslizado fuera de la ducha, rompiendo el ensueño gótico. Envuelta en una toalla, como si tuviera que ocultarse a los ojos de algún publico ávido y comprometedor, con una tela arrollada alrededor de sus cabellos, adopta diferentes poses: de pronto se yergue como una estatua, poniendo todos los músculos en tensión, y un instante después adopta el estilo de una gimnasta nórdica. Si el lenguaje del cuerpo lo dice todo! Quién habla por esos ojos profundos que mas que moverse parecen salir y atrapar los objetos en la jaula de la visión? Su oído finísimo percibe el lejano tintinear de una campanilla silvestre y sus brazos que parecen permanentemente surgir de los desiertos nevados de España apartan sábanas, almohadas y telas nordestinas abriéndose camino hacia el teléfono que balbucea su llamado.

-Malas noticias -dice el Comisario Inspector - Después de setenta y tres víctimas, el Jefe de Policía se ha quedado sin lógicos para ofrecer como cebo. No me extrañaría que tomara una determinación extrema, como por ejemplo arrastrar a la fuerza a un médico al sacrificio, haciéndolo pasar por lógico.- La lógica joven se pone a temblar. Aterrada, opta por el melodrama y gruesas y saladas lágrimas recorren sus mejillas cansinas y sin embargo frescas. El aletear de la muerte se cierne sobre ella, ve sobrevenir indefensa la desgracia que limpiamente amenaza apartarla de cuanto quiere en este mundo. Y, en especial, de mí.

- Y no hay ningún indicio?-pregunto- No se sabe nada del Anticuario Mayor?

-Ni el mas mínimo indicio. Me temo que tal como están las cosas, si queremos alguna pista, tendremos que fabricarla nosotros mismos.

- Y el embajador de Inglaterra ?

- Sumido en su spleen. Estamos absolutamente solos.

Me desconcerté- Y qué vamos a hacer?

-Lo ignoro.Usted sabe que mi teoría general me aconseja no hacer absolutamente nada y esperar que las cosas se resuelvan por si mismas, pero tal como esta la situación sugiero hacer nuevamente la recorrida: el barrio de los ataúdes, los diversos anticuarios, el Director del Departamento de Matemáticas.

-La repetición nunca es buena consejera.

-Ya lo sé. Pero guarda cierta coherencia. Uno siempre sabe cuál es el paso siguiente.

-Lo urgente es encontrar al Anticuario Mayor -sugerí - Por qué no empezamos por Simón de Indias o Jauretche Saint-Simon ?

- Porque violaría el orden prescripto -dijo el Comisario Inspector - y por lo tanto violaría todo. Pero si le gusta, de acuerdo, adelante.Es solo sustituir un orden por otro orden arbitrario. Podemos encontrarnos dentro de media hora en el Abasto. Qué le parece? Ahora que ya no es más un mercado y que todavía no es un centro cultural me parece propicio para los encuentros furtivos.

- Furtivos?

- Sí, porque corremos peligro. O por lo menos lo corre su amiguita. Al Jefe de Policía se le acabaron finalmente los lógicos, y ya le dije que está decidido a repetir su experimento hasta que la realidad se convenza de que debe entregarle algún resultado.

- Y entonces?                      


- Y entonces necesita mas lógicos. En SOLOG ya no queda ninguno. Y por otra parte, tomo buena nota, en su momento, de la existencia de su amiga. Deduzca usted mismo.


- En media hora.

- Antes, dijo el comisario inspector gravemente lo más rápido posible. No me parece saludable que permanezcan en su casa. Sospecho que pueden recibir en cualquier momento una visita indeseable.

-Tenemos que apurarnos -dije a mi amada, que alarmada por lo que había escuchado, estaba acurrucada en una esquina del dormitorio protegida a medias por la toalla que actuaba para la ocasión como una barrera entre su desnudez y el mundo. Se acariciaba el cuerpo, dulcemente. Y si el Jefe de Policía te atrapa?,pensé. Tendrás que ser enterrada así? Si todos mis muebles no contienen suficiente madera para fabricar un ataúd! Si tras la apariencia de la madera solo se esconden el aglomerado y el plástico! La lógica joven  urgida por mí, se viste apresuradamente, pero no deja de sollozar, de puro temor.

Es un pajarito acorralado, sujeto entre mi mano protectora y las huestes asesinas, ávidas de sacrificio del Jefe de Policía .Se imagina recorriendo su último camino junto al cartón pintado de la Recoleta y su falsa perspectiva,sus atribulados puntos de fuga,sus colores despampanantes que proclaman a cielo abierto las múltiples facetas de lo real. Nubes pesadísimas y hondas cuelgan del cielo como ropa tendida y aun húmeda.La atmósfera parece viciada por el calor y la proximidad de la tormenta.En las caras se cocina la sonrisa estereotipada del verano que envuelve con su somnolencia y su locura los actos de las gentes.Y en los cementerios los cadáveres se descomponen en sus nichos protegidos por el olor áspero del formol.Olores seniles, olores mortuorios se escapan de bóvedas y contenedores colectivos.Y sin embargo,de alguna manera,todo sigue.Las piletas municipales se pueblan de bañistas,los acondicionadores de aire crean una atmósfera artificial y agradable en bancos y oficinas.Al romper el día,trenes atestados vuelcan sobre la ciudad cargamentos de gente de los suburbios,apilada en vagones hediondos y protegidas unas de otras por el tenue limite de la ropa que funciona para estos casos como una elegante mortaja. Algunos espejismos flotan sobre el asfalto ablandado por el calor y que también ansia la tormenta repentina,ya que en el verano todo es súbito, impredictible.La cadena de los acontecimientos parece obedecer al mero capricho,a la inspiración del momento.El tejido mismo de lo cotidiano parece afectado de cierta neurastenia.La ciudad? Qué es la ciudad? Un gran masacote caliente donde los lógicos mueren sin interrupción ni defensa alguna y donde los cadáveres desnudos se pasean buscando grotescamente su última morada.

Cuando salíamos, dos patrulleros estacionaban en la puerta de mi casa. Las sirenas esparcían, por toda la ciudad, el terror.

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viernes, 15 de octubre de 2010

Ciencia y sociedad: un desencuentro

DIALOGO CON JUAN JOSE CANTERO, SECRETARIO DE PROMOCION DE LA CIENCIA DE CORDOBA

Pobre jinete, él, que debe saltar de provincia en provincia, de disciplina en disciplina, de las tortugas a las estrellas buscando la verdad científica, si es que tal cosa existe. Pero si la verdad no llegara a existir, igualmente se puede administrar en beneficio de todos.
Desde Córdoba

–Bueno, a ver. Dígame ¿cuáles son los desafíos del sistema de ciencia argentino y de la provincia de Córdoba?

–Todo lo que tiene que ver con la difusión y divulgación de la ciencia.

–Bueno, pero por qué...

–La Argentina en el caso de investigadores individuales no está mal posicionada según los indicadores de ciencia y tecnología en la escala latinoamericana. Ahora, cuando uno evalúa sistemas, cuando tiene que evaluar el impacto de una investigación no es fácil. Aparecen unos cuantos déficit en lo que yo veo que es la transferencia del conocimiento a los que debieran apropiarse de él. Tanto la sociedad, la gente común, como quienes debieran aplicar conocimientos de punta y sólo lo hacen fragmentariamente y sin la plenitud que se merecen los avances que tienen los mismos conocimientos en su propia región o país. Eso es porque sencillamente hay un abismo entre la sociedad y la producción de conocimiento.

martes, 12 de octubre de 2010

El fin de la ciudad de Omèlas y mi amigo J*



Para J*
Para la divina Ursula K Le Guin

El hombre se sentó en La Orquídea y desparramó una mirada triste sobre todos los presentes. La gorda se puso a llorar, a mí se me saltaron las lágrimas, y Dora ensayó unos pucheros.

“Yo viví en la ciudad de Omèlas –dijo el hombre–. Omèlas, ustedes saben, la ciudad de la perfecta felicidad, felicidad sostenida por la prisión de un niño en condiciones execrables, revolcándose en sus propias heces y sin ver jamás la luz del sol y grita que prometiendo no hacer nada malo. Y la gente lo mira y no hace nada, pero hay quienes, después de presenciar ese espectáculo, abandonan la ciudad para siempre; hay quienes quieren quedarse y salvar al niño de su horrible condición, sacrificando así la felicidad de toda la ciudad, pero se quedan con las manos vacías y los cerebros inútiles, al poco tiempo comprenden que no se puede hacer nada y después se olvidan. Pero hay otros, como dije, que se van y corren el riesgo de internarse en los pantanos que rodean la ciudad.

Anteayer partió mi amigo J*, que antes de irse me cubrió de insultos, tal vez porque yo no me iba, tal vez porque es su forma de expresarse; lo cierto –me lo dijo– es que se alejaba de mí para siempre.

Pero tres días después, me fui yo, decidí abandonar ese sitio de felicidad y horror, siguiendo los pasos de mi amigo J* y esperando encontrarlo en el camino que serpentea en medio de las ciénagas, y ubicarlo en el río de peregrinos que se van. Empecé a liar mis petates, mis botas de goma, mis libros sobre las tortugas y las estrellas, mis poemas sobre la tristeza y la dicha, mis instrumentos musicales, los adornos que tanto amaba, la pequeña escultura en forma de ángel que siempre me calmaba en los momentos de desdicha, cuando pensaba en el niño encerrado.

Y cuando termino y monto mi automóvil, me asalta un pensamiento terrible: ¿para qué querré aquellos objetos que ahora cargo, en un camino que se hunde en la noche estúpida y asquerosa de las ciénagas; por qué no hago como mi amigo J*, que huyó desnudo como el personaje de Teorema en la película de Pasolini. Detengo el coche en el mojón que marca el límite, que separa la felicidad del sufrimiento y la libertad en que estoy, en la oscuridad que no da tregua, la desdicha que acabo de elegir, miro los paquetes, todo me parece superfluo, ¿para qué quiero todas esas porquerías, para qué quiero arrastrarlos por el camino infinito de la desdicha y la desesperación? Así que saco un fósforo e ilumino la noche, que no por ello deja de ser menos espesa.

Y de pronto me doy cuenta de que la felicidad y el horror de Omèlas son tan extremos que no deberían existir, ni aun en la ficción; tomo entonces los bidones de nafta que había llevado para alimentar el camino, los arrojo, y veo cómo la ciudad entera se convierte en cenizas y siento un enorme regocijo, el último que experimentaré en ese mundo en el que me interno, mientras la ciudad ficticia queda borrada de la faz de la Tierra y sus cenizas, arrastradas por un huracán ficticio, se dispersan y se pierden de vista en el horizonte, mientras el niño, casi carbonizado, es depositado sobre un árbol que inmediatamente florece y lo devora.

Miro al costado y me encuentro con mi amigo J*, que ahora me sonríe, y luego me abraza, mientras en el horizonte las cenizas se siguen dispersando en la negra noche de las víctimas.”

viernes, 8 de octubre de 2010

Cabalgando al borde del Alzheimer

ENTREVISTA CON FLAVIA SARAVIA, BIOLOGA, DEL CONICET Y LA UBA
 A veces olvidar es difícil, otras veces somos incapaces de recordar. Como en tantas oportunidades, el Jinete Hipotético cabalga por los caminos de la memoria para preguntarse, en este caso, por la vejez de nuestras queridas neuronas, sus causas y consecuencias.

–Usted es...
–Bióloga, doctora por la Universidad de Buenos Aires e investigadora independiente del Conicet.
–Cuénteme qué es lo que hace...
–Nuestra área son las neurociencias y, en particular, trabajamos en el proceso de envejecimiento del cerebro, tanto el normal como el patológico (es decir, en determinadas enfermedades que afectan el cerebro).
–Alzheimer, por ejemplo...
–Exactamente. Trabajamos con un modelo de Alzheimer en ratones. Es un ratón transgénico que con el tiempo desarrolla una enfermedad bastante similar a la que desarolla el hombre. Nosotros trabajamos en áreas particulares del cerebro, áreas que son muy plásticas y que tienen que ver con el sistema límbico (que está relacionado con los procesos de aprendizaje, de memoria, con los sentimientos). En particular, dentro del sistema límbico, trabajamos con una estructura que se llama hipocampo.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Segundo Premio Nobel para el carbono

Este año, el Premio Nobel de Física fue para los rusos Andre Geim y Konstantin Novoselov, que trabajan en la Universidad de Manchester, por haber logrado aislar el grafeno, una red cristalina de un átomo de espesor con sorprendentes propiedades.

En todas las esquinas, en las tabernas, en la intimidad de las alcobas, la gente se felicita porque el Premio Nobel de Física correspondió este año al ibuprofeno, que tantos dolores de cabeza solucionó.

Pero se equivocan; si a alguien hay que felicitar es al carbono, sexto elemento de la Tabla Periódica, que ha recibido su segundo Premio Nobel (Kroto, Curl y Smalley, 1996, por su trabajo con los fullerenos) y que ahora ha elevado una nueva forma de existencia, a las ya conocidas del grafito (que compone la mina de un lápiz común), al diamante, que se obtiene sometiendo al grafito a enormes presiones (que acrecientan su valor, claro: imagínense un lápiz de diamante) y a los ya mencionados fullerenos (grandes moléculas de carbono), a las que se agrega ahora el grafeno.

Grafeno: fácil de deletrear, pero increíble por sus propiedades. En efecto, el grafeno constituye láminas (o redes) de carbono de sólo un átomo de espesor. Si uno piensa en el grosor de un átomo, da escalofríos. Y más si uno piensa que muchas veces ha lidiado con el grafeno, desde el jardín de infantes: cada vez que se apoyó el lápiz para dibujar un esquema infantil puede haber depositado una lámina de grafeno sobre el papel, ya que un milímetro del grafito del lápiz consiste en multitud de láminas superpuestas (más o menos tres millones, lo que da una idea de lo complicado que puede ser despegarlas). Pero, así y todo, alguna vez puede haber quedado una sola (lo cual no significa que todos nos merezcamos el Premio Nobel).

Se lo llevaron (con justicia), y se alzaron con 10 millones de coronas suecas (920 mil euros, 1,2 millón de dólares), los científicos rusos Andre Geim y Konstantin Novoselov, que trabajan en la Universidad de Manchester. En 2004 lograron aislar (y ahí está la historia) una lámina de grafeno, una sola de esas capas de carbón, de manera estable. Ayer fueron premiados por la Real Academia de las Ciencias de Suecia.

lunes, 4 de octubre de 2010

La Dama de la Torre: capítulo 35

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CAPITULO 35

Yo mismo vivo ajeno a todo aquello. La insoportable simetría del amor me permite flotar por encima de esta marea,del mismo modo que las calles parecen flotar en la luz merced a la especial cualidad del verano, que cubre la ciudad como un manto térmico.

Las patrullas policiales recorren la ciudad buscando lógicos para el sacrificio y las sirenas forman un tejido armonioso, que sostiene la noche demencial, orgánica como un cuerpo vivo, como si hubieran decidido concertar determinada melodía inasible y profunda,impidiendo la consolidación del silencio. Los sonidos vienen en todas direcciones, a veces tenues, apagados, pero relacionados unos con otros en cuartas y en octavas, en tonalidades armónicas que sugieren terror.

No puedo ignorar, a esta altura, la falacia del amor, ya que, de acuerdo a las convenciones del género policial, el amor es siempre una pista, el eslabón que permite remontar las cadenas de la evidencia. A veces corro el riesgo de caer en la esfera de lo sentimental, con lo cual todo cambiaría, pero cómo evitarlo? La lógica joven ha nacido para el goce y junto a ella todo parece simple, su cuerpo tiene agilidad de anguila, que toma por asalto las esquinas del placer. Nos despertamos y vemos que la oscuridad es ilusoria, aún de noche.

Llega el día,y nosotros, qué haremos? La lógica joven se ha encerrado en el baño y oigo deslizarse sobre ella el frescor estival del agua fría. La oscuridad ha dejado tras de sí lúnulas calientes, que perfuman este amanecer estruendoso. Lady Chevesley se acurruca en el lecho del terrible Bairoletto. Escucha el canto de los anticuarios de San Telmo? Se dejó invadir alguna vez por el ritmo compadre del dos por cuatro? Vio alguna vez la miseria de los niños que piden limosna en los subterráneos, tornándolos tan sombríos como los túneles de la Plataforma de Elsinore? Percibió acaso los reflejos ominosos de la mesa de billar que brilla dondequiera este el célebre bandido? Nos iremos a España, le dice él. Allí olvidarás tu pasado, cerca de una raza sagaz y conquistadora. Cazaremos molinos si hace falta, o beberemos el agua de las rías gallegas, o nos consumiremos en el fuego de la falla valenciana.

Y cabalgan.Cruzan la Provenza, escuchan los restos de la langue d'oc, y se horrorizan ante los relatos de la cruzada que el Señor de Monfort dirigiera contra los albigenses. Atraviesan los Pirineos como una exhalación, sembrando la destrucción y el terror a su paso, como si montaran el espíritu del delito.


 Podrá Lady Chevesley escapar, en esta loca carrera a la pasión que sintió por Sir Antony Parsons, podrá olvidar la lucha sin cuartel contra el pomposo caballero Guillaume de la Tour? Podrá sustraerse al recuerdo del siniestro festín de Leontino Melazzi? Alcanzará la felicidad de la memoria? Qué sentirá al inhalar los colores grotescos, goyescos, de la tierra española? No extrañará el privilegio de la razón francesa, que aquí se resuelve en un barroco desorbitado? Tomará partido por los ángeles o por los demonios que luchan por la posesión de esta tierra?

 Y los moros? Donde están los moros? Han sido expulsados, dice el terrible Bairoletto, por real cédula, y han partido llevando las llaves de las casas antiguas de la ciudad de Córdoba y Granada. Los encontrarás dentro de unos siglos en Túnez, añorando los alijares prolijamente labrados, y los jardines de cristalinas fuentes, que sustituyen por el placer el goce de lo verdadero.

 Pero que toros son aquellos, que como manadas enloquecidas se precipitan al vado? Son los toros de tu imaginación, concebida para la niebla de Londres y no para los colores festivos y chabacanos de la fiesta taurina. Y aquellas palomas, que descienden como tigres para cebarse en los enemigos vencidos? Y esos mosquetes que se arman para la lucha en Flandes? Y aquellos bajeles de Su Católica Majestad? A dónde parten? Por qué se internan en la Mar Océano? Por qué ese impulso aventurero de la Europa mercantil, que ya arma sus telares mecánicos y sus máquinas de vapor para salir a la conquista del mundo? Es el arrullo de los tiempos, responde el terrible Bairoletto, que en la oscuridad de una tasca ha aceptado una partida de billar contra un desconociodo de aspecto infantil y estatura miserable. La espada de sangre ha descendido sobre esta tierra terrible, cuna de gazpachos, adoradora del olivo, tributaria del color agazapado tras el claroscuro... Y aquella flor que ilumina densamente la humareda de la noche, que parece disolver el sonido de las guitarras andaluzas, y las fallas valencianas, que hace olvidar la sardana, que eclipsa la zarzuela, y hasta oculta las nubes de humo industrial de Barcelona? Aquel resplandor, que parece rimar consigo mismo, esa luz que parece un sonido? Qué es?

Y el terrible Bairoletto le responde: es la flor gitana.

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jueves, 30 de septiembre de 2010

Los caminos de la filosofía política

ENTREVISTA CON ANDRES ROSLER, FILOSOFO E INVESTIGADOR DEL CONICET

En tiempos de confusión y cambio, es hasta cierto punto lógico que los ojos se vuelvan a la filosofía de la teoría política, en busca de huellas e inspiración. Aquí está Hobbes, algo de republicanismo y anarquismo. De todo, como en botica.

–Estábamos hablando de temas muy interesantes realmente. Tan interesantes que me olvidé de prender el grabador. Así que vamos a empezar in medias res, si no le parece mal. Usted estudia a Hobbes, uno de los filósofos políticos fundamentales para pensar la Modernidad. Y estaba por decirme...
–Lo que estaba por decirle es que, para Hobbes, el Antiguo Testamento es un típico caso de contrato político, de contrato que permite salir del estado de naturaleza. El pueblo de Israel celebra un pacto con Dios que es, en última instancia, político: a cambio de obediencia y de la tierra de Canaán, Dios le entrega la salvación, la redención.