Desde mediados del siglo pasado, los químicos traban de ordenar los elementos, querían encontrar el orden debajo del aparente caos de las sustancias. ¿Podía ser que el mundo se edificara a partir de cincuenta o setenta "elementos químicos" arbitrarios? ¿No tenía que haber un orden subyacente, como lo había en los reinos animal y vegetal? ¿Podía el sustrato de la materia ser un mero desorden? Era evidente que había grupos de elementos parecidos, como el cloro, el bromo, el iodo o algunos metales (oro, plata, cobre). En 1869, Dimitri Ivanóvich Mendeleiev pudo elaborar una tabla, que, con más o menos cambios, hoy se conoce como la Tabla Periódica de Mendeleiev. En mayo de 1869 anunció su descubrimiento ante la Sociedad Rusa de Química, que había contribuido a fundar. La Tabla Periódica es una de las grandes hazañas de la ciencia, y nada puede disminuir su hazaña, la de haber establecido un orden definitivo en los elementos químicos y haber encontrado ese orden profundo que los químicos esperaban.
Debajo del aparente caos
todo es orden y estabilidad.
En la base misma del mundo
fluye la Tabla Periódica.
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