El asesinato de un lógico es la quintaesencia del delito. De alguna manera, asesinar un lógico es como asesinar una idea, o un estado de ánimo. A primera vista, o dejándose llevar por lo que habitualmente llamamos intuición, es una de esas cosas que parecen imposibles. Y que tal vez, nos parecen imposibles porque son sólo irrelevantes.
CAPITULO 26
El Jefe de Policía había elaborado una teoría muy particular, según la cual el mundo se deslizaba sin pausa hacia lo inverosímil,proceso que se daba con especial intensidad entre los argentinos. Por eso,cuando los militares llevaron ese fenómeno hasta el extremo,ni siquiera se sorprendió : para el, fue solo una confirmación. Todo lo que ocurría era del mismo tenor (casi la continuación) de sus anécdotas , repetitivas y sin fin,donde una y otra vez se topaba con el mismo bandido inasible.Aunque lo ignoraba por falta de teoría literaria,el Jefe de Policía había captado el desdén argentino por lo narrativo,la imposibilidad de construir una novela con el material de la historia,la pasión por las cosas breves y rápidas,que se agotan en seguida en si mismas,como si la historia de larga duración fuera el privilegio de las grandes potencias.Generaciones de sufridos maestros escolares habían logrado comprobar una verdad general : cada vez que intentaban relatar la historia argentina,automáticamente se les transformaba en esquema : los héroes locales se resisten a someterse a una disciplina literaria mas vasta,y solo admiten el perfil marmóreo,la anécdota de libro de lectura,que con uno o dos trazos simplotes inmortaliza un carácter.
- La historia, dice siempre el comisario inspector es una artesanía que los argentinos no aprenderemos nunca. Esa paciente tarea de enhebrar los acontecimientos,de transformar un conjunto de hechos en causas,preñarlos suficientemente como para que alumbren el porvenir,como para que den origen a otras cosas posibles,nos es completamente extraño.Aquí las cosas son rápidas,pecaminosas,el amor se practica clandestinamente,y luego el parto será en los galpones,bajo aleros siempre sospechosos,en la clandestinidad de la noche,para mostrar,a la luz del día,hechos consumados y,por decreto,perfectos.El héroe que de pronto surge y al que en cualquier momento asesinan,dormido.
El Jefe de Policía iba mas lejos : la historia -sostenía es un arte que no debemos aprender.
Algo hay que reconocer : debido a su baja estatura,el Jefe de Policía podía observar cosas que escapaban por completo a los hombres normales : el mundo visto desde un metro veinte,o diez , es algo solo reservado a los niños,y por eso existe el culto de la sospechosa sabiduría de la infancia,que se pierde en la edad adulta,y que solo se conserva en quienes no crecen.Así,el Jefe de Policía se consideraba dotado de un conocimiento superior, de una intuición clara y distinta ,y por lo tanto absolutamente verdadera.Pero despegada del devenir,que era,para poner un ejemplo,el objetivo preciso de Lady Chevesley. Para ella,justamente,el propósito principal,casi el único , es restablecer,en cada momento,el flujo histórico,de la novela,que en su caso coincide con el desarrollo de la acción.En los momentos en que esta se detiene,cuando por algún azar queda atrapada en un instante de suspenso novelístico,la invade la clara sensación del peligro.No ahora,que recorre la campiña italiana en manos de la banda del celebre Bairoletto.Aunque no sabe a donde van exactamente,ni cual será su destino,tampoco le preocupa.Disfruta del confort que siempre se produce cuando se regresa de la Edad Media hacia épocas mas modernas. El Jefe de Policía, ahistórico por naturaleza,ya que,como cada vez se admite con mayor claridad,la represión es eterna,intemporal, probablemente ignora estas cosas,pero,intuitivamente,llego a conclusiones muy precisas sobre su propio país : el tiempo histórico aquí corre de otra manera, aunque, repitámoslo,nunca seria capaz de expresarlo de esta forma. Ni siquiera es consciente de que la policía representa lo único permanente en una realidad cambiante,que se maneja con impulsos y que,en suma,ha renegado de su propia racionalidad. Es que hay razón de ser en la historia, es que existe alguna forma de percibirla, se pregunta Lady Chevesley? y su respuesta es,por supuesto : No. Solo existe el fluir del tiempo como dato indiscriminado,hilado solamente por la invisible marea de la novela.
Y el Jefe de Policía también dirá : No,la historia no existe.Por lo menos entre nosotros.
Quizas por ello el intento de encontrar un contenido experimental en la neutra mecánica del crimen,donde,se sabe,nada jamás se repite a si mismo.También por ello el montaje de un escenario propenso a lo inmortal donde cada hecho funde y signifique una metodología.Se ha elegido el conjunto de calles algo pitucas que rodean la Recoleta : la barranca,el descenso hacia la avenida Libertador dará un sentido a priori , marcará un deslizamiento posible ab initio,indicara,como una flecha,que los acontecimientos deben desarrollarse de la manera en que sin duda se desarrollaran. (El Jefe de Policía ,que ha tenido esta intuición genial,la desecha porque su cerebro -infantil como su cuerpo- la confunde con la difusa definición de una tautología).
Los bares donde las motos estacionadas pretenden montar una parodia moderna del palenque, las magnolias y el gomero (tan parecido a un ombú) le confieren cierto marco autóctono que garantizará la difusión,o por lo menos el apoyo de los funcionarios públicos,que facilitaron una serie de elementos concretos para desarrollar la prueba.En efecto, se ha instalado un enorme cartón que cierra la calle,donde se dibujo una falsa perspectiva , trabajando sobre los principios de la ilusión óptica,pero con el objetivo confeso de transformar el escenario,borrando de el ciertos restaurantes sofisticados que,dadas las circunstancias y la fragilidad de las empresas en la Argentina,no es dable nombrar.Para ello,se han usado colores vivos : los artistas de la policía saben que la única forma de confundir a la gente es apartar lo pintado de lo real,con esto conseguirán una continuidad perfecta.
Cables semi-invisibles , tendidos de calle a calle, que tienen como misión registrar los datos del experimento,producen un raro efecto : si las nubes fueran macizas,grises,se estaría ante un fenómeno de difícil comprensión : dividir lo indivisible,ponerle límites a lo ilimitado,medir lo fluído,lo indiscriminado.Es una manera como cualquier otra de atrapar las cosas.También se han fijado tiempos precisos : el comienzo del paseo,el tiempo de observación. La espera se ha milimetrizado con paciencia geodésica.
El lógico,sin quererlo,esta revestido del aura de las antiguas víctimas aztecas,aunque su figura calcada del renacimiento italiano desorienta al espectador, que puede confundirlo con alguno de los bandidos del terrible Bairoletto ,que en este momento caminan sin rumbo siguiendo, sin saberlo ,el irresistible fluir de la novela, y llevando a Lady Chevesley desvanecida ante la presencia de su jefe.
Pese al calor,ha sido vestido con un traje austero y una corbata al tono : se ha tratado de configurar la imagen de un lógico tal y como puede verla un lego,encuadrado entre lo necesario y lo suficiente,regido por innúmeros lenguajes interpenetrados,que se rechazan entre si,reclamando primacía , anterioridad lingüística,precedencia filológica.Los colores también fueron elegidos con exactitud : no es en vano que importantes pintores -aunque un tanto abstractos,lo cual les resta credibilidad- hayan acudido en ayuda de la institución policial.También obtuvo el Jefe de Policía que la Municipalidad prohibiera el paso de carros y ataúdes por ese sector : quiere evitar con ello una hipertrofia del experimento,aunque,como consecuencia derivada o buscada intencionalmente? también aísla los fenómenos,cosa que objeta el Comisario Inspector Díaz Cornejo.No diría lo mismo el embajador inglés ,ya que,según su punto de vista,los fenómenos no pueden ni conectarse ni aislarse,son,ellos también,mera yuxtaposición de lo microscópico.
Pero lo cierto es que cuando el Jefe de Policía anuncia el comienzo del experimento , cree , satisfecho , iniciar una nueva etapa en la epistemología y la policía nacional.
- La historia, dice siempre el comisario inspector es una artesanía que los argentinos no aprenderemos nunca. Esa paciente tarea de enhebrar los acontecimientos,de transformar un conjunto de hechos en causas,preñarlos suficientemente como para que alumbren el porvenir,como para que den origen a otras cosas posibles,nos es completamente extraño.Aquí las cosas son rápidas,pecaminosas,el amor se practica clandestinamente,y luego el parto será en los galpones,bajo aleros siempre sospechosos,en la clandestinidad de la noche,para mostrar,a la luz del día,hechos consumados y,por decreto,perfectos.El héroe que de pronto surge y al que en cualquier momento asesinan,dormido.
El Jefe de Policía iba mas lejos : la historia -sostenía es un arte que no debemos aprender.
Algo hay que reconocer : debido a su baja estatura,el Jefe de Policía podía observar cosas que escapaban por completo a los hombres normales : el mundo visto desde un metro veinte,o diez , es algo solo reservado a los niños,y por eso existe el culto de la sospechosa sabiduría de la infancia,que se pierde en la edad adulta,y que solo se conserva en quienes no crecen.Así,el Jefe de Policía se consideraba dotado de un conocimiento superior, de una intuición clara y distinta ,y por lo tanto absolutamente verdadera.Pero despegada del devenir,que era,para poner un ejemplo,el objetivo preciso de Lady Chevesley. Para ella,justamente,el propósito principal,casi el único , es restablecer,en cada momento,el flujo histórico,de la novela,que en su caso coincide con el desarrollo de la acción.En los momentos en que esta se detiene,cuando por algún azar queda atrapada en un instante de suspenso novelístico,la invade la clara sensación del peligro.No ahora,que recorre la campiña italiana en manos de la banda del celebre Bairoletto.Aunque no sabe a donde van exactamente,ni cual será su destino,tampoco le preocupa.Disfruta del confort que siempre se produce cuando se regresa de la Edad Media hacia épocas mas modernas. El Jefe de Policía, ahistórico por naturaleza,ya que,como cada vez se admite con mayor claridad,la represión es eterna,intemporal, probablemente ignora estas cosas,pero,intuitivamente,llego a conclusiones muy precisas sobre su propio país : el tiempo histórico aquí corre de otra manera, aunque, repitámoslo,nunca seria capaz de expresarlo de esta forma. Ni siquiera es consciente de que la policía representa lo único permanente en una realidad cambiante,que se maneja con impulsos y que,en suma,ha renegado de su propia racionalidad. Es que hay razón de ser en la historia, es que existe alguna forma de percibirla, se pregunta Lady Chevesley? y su respuesta es,por supuesto : No. Solo existe el fluir del tiempo como dato indiscriminado,hilado solamente por la invisible marea de la novela.
Y el Jefe de Policía también dirá : No,la historia no existe.Por lo menos entre nosotros.
Quizas por ello el intento de encontrar un contenido experimental en la neutra mecánica del crimen,donde,se sabe,nada jamás se repite a si mismo.También por ello el montaje de un escenario propenso a lo inmortal donde cada hecho funde y signifique una metodología.Se ha elegido el conjunto de calles algo pitucas que rodean la Recoleta : la barranca,el descenso hacia la avenida Libertador dará un sentido a priori , marcará un deslizamiento posible ab initio,indicara,como una flecha,que los acontecimientos deben desarrollarse de la manera en que sin duda se desarrollaran. (El Jefe de Policía ,que ha tenido esta intuición genial,la desecha porque su cerebro -infantil como su cuerpo- la confunde con la difusa definición de una tautología).
Los bares donde las motos estacionadas pretenden montar una parodia moderna del palenque, las magnolias y el gomero (tan parecido a un ombú) le confieren cierto marco autóctono que garantizará la difusión,o por lo menos el apoyo de los funcionarios públicos,que facilitaron una serie de elementos concretos para desarrollar la prueba.En efecto, se ha instalado un enorme cartón que cierra la calle,donde se dibujo una falsa perspectiva , trabajando sobre los principios de la ilusión óptica,pero con el objetivo confeso de transformar el escenario,borrando de el ciertos restaurantes sofisticados que,dadas las circunstancias y la fragilidad de las empresas en la Argentina,no es dable nombrar.Para ello,se han usado colores vivos : los artistas de la policía saben que la única forma de confundir a la gente es apartar lo pintado de lo real,con esto conseguirán una continuidad perfecta.
Cables semi-invisibles , tendidos de calle a calle, que tienen como misión registrar los datos del experimento,producen un raro efecto : si las nubes fueran macizas,grises,se estaría ante un fenómeno de difícil comprensión : dividir lo indivisible,ponerle límites a lo ilimitado,medir lo fluído,lo indiscriminado.Es una manera como cualquier otra de atrapar las cosas.También se han fijado tiempos precisos : el comienzo del paseo,el tiempo de observación. La espera se ha milimetrizado con paciencia geodésica.
El lógico,sin quererlo,esta revestido del aura de las antiguas víctimas aztecas,aunque su figura calcada del renacimiento italiano desorienta al espectador, que puede confundirlo con alguno de los bandidos del terrible Bairoletto ,que en este momento caminan sin rumbo siguiendo, sin saberlo ,el irresistible fluir de la novela, y llevando a Lady Chevesley desvanecida ante la presencia de su jefe.
Pese al calor,ha sido vestido con un traje austero y una corbata al tono : se ha tratado de configurar la imagen de un lógico tal y como puede verla un lego,encuadrado entre lo necesario y lo suficiente,regido por innúmeros lenguajes interpenetrados,que se rechazan entre si,reclamando primacía , anterioridad lingüística,precedencia filológica.Los colores también fueron elegidos con exactitud : no es en vano que importantes pintores -aunque un tanto abstractos,lo cual les resta credibilidad- hayan acudido en ayuda de la institución policial.También obtuvo el Jefe de Policía que la Municipalidad prohibiera el paso de carros y ataúdes por ese sector : quiere evitar con ello una hipertrofia del experimento,aunque,como consecuencia derivada o buscada intencionalmente? también aísla los fenómenos,cosa que objeta el Comisario Inspector Díaz Cornejo.No diría lo mismo el embajador inglés ,ya que,según su punto de vista,los fenómenos no pueden ni conectarse ni aislarse,son,ellos también,mera yuxtaposición de lo microscópico.
Pero lo cierto es que cuando el Jefe de Policía anuncia el comienzo del experimento , cree , satisfecho , iniciar una nueva etapa en la epistemología y la policía nacional.
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